Nohelia González
Un millón de personas padecen hambre en Nicaragua, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), que además asegura que en el país se desperdician 491 millones de calorías a nivel de la venta al detalle de alimentos.
Esta cifra, expuesta en el Informe de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en América Latina y el Caribe de la Oficina Regional de la FAO, bastaría según la agencia de Naciones Unidas para satisfacer las necesidades nutricionales de 277 mil personas, permitiéndoles reducir el hambre desde 21.7% al 17%.
La pobreza en Nicaragua, según datos oficiales, afecta al 42.5% de la población, mientras que un 14.6% vive en condiciones de extrema pobreza. Se consideran pobres en Nicaragua a las personas que viven con hasta 1.88 dólares al día y pobres extremos a los que viven con hasta 0.93 dólares por día.
Según el informe de FAO, en América Latina y el Caribe se pierden y desperdician más alimentos que los que son necesarios para satisfacer las necesidades nutricionales de los 47 millones de personas que aún sufren hambre en la región.
Agrega que el 6% de las pérdidas globales de alimentos se dan en Latinoamérica.
“Cada año la región pierde o desperdicia alrededor del 15 por ciento de sus alimentos disponibles, lo que impacta la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, reduce la disponibilidad local y mundial de comida, generan menores ingresos para los productores y aumentan los precios para los consumidores”, expone el informe citando al Representante Regional de la FAO, Raúl Benítez.
¿DÓNDE SE PIERDEN?
La FAO indica que las pérdidas consisten en la disminución de la masa disponible de alimentos para el consumo humano en las fases de producción, post-cosecha, almacenamiento y transporte.
En el caso del desperdicio de alimentos está referido a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar alimentos que todavía tienen valor nutricional. Esto, según la FAO se asocia con el comportamiento de los vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y los consumidores.
Agrega que las pérdidas y desperdicios ocurren a lo largo de la cadena alimentaria: en la región, el 28% ocurre a nivel del consumidor; el 28% a nivel de producción, el 17% en el mercado y distribución, el 22% durante el manejo y almacenamiento y el 6% restante a nivel de procesamiento.
64% PODRÍA ALIMENTARSE
Con las pérdidas de alimentos que se dan en la región a nivel de la venta al detalle (en supermercados, ferias, almacenes y demás puestos de venta minorista) “se podría alimentar a más de 30 millones de personas, es decir, al 64 por ciento de quienes sufren hambre en la región”, dice la FAO.
Los alimentos que Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice y Colombia equivalen “a los que se necesitarían para alimentar a todos quienes sufren hambre” en esos países.
En el caso de Antigua y Barbuda, Bahamas, Saint Kitts y Nevis, Belice, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Surinam y Uruguay explica la FAO, si redujeran las pérdidas al detalle de alimentos podrían disponer de alimentos equivalentes a los que necesitan para alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio.
Recientemente Miguel Barreto, Director Regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, dijo en una entrevista a LA PRENSA, que Latinoamérica debe reconocer que “hay un problema nutricional, segundo invertir en nutrición y tercero generar políticas públicas integrales que aborden esta situación de poblaciones vulnerables”.
Para Barreto no existen en la región programas integrales que le permitan a las poblaciones tener educación nutricional.
El Director Regional del PMA señaló que Latinoamérica tiene disponibilidad de alimentos, “existe suficiente producción como para alimentar a todos, pero lo más importante, lo más grave y lo que no se conoce mucho es que el nivel de inversión en lo que es utilización biológica, que tradicionalmente se conoce como nutrición es el verdadero problema, porque al no invertir en nutrición, particularmente en los primeros tres años de vida, estamos condenando a los niños a ser desnutridos crónicos”.
EVITAR PÉRDIDAS
La FAO enfatiza en la necesidad de evitar las pérdidas y desperdicios de alimentos “creando infraestructura y capital físico, mejorando la eficiencia de los sistemas alimentarios y la gobernanza sobre el tema mediante marcos normativos, inversión, incentivos y alianzas estratégicas entre el sector público y privado”.
Como ejemplo cita la creación de bancos de alimentos ya existentes en países como Costa Rica, Chile, México, Guatemala, Argentina y República Dominicana. Además destaca la sensibilización política como “clave” para impulsar campañas dirigidas a los miembros de la cadena alimentaria.
“Erradicar el hambre en la región requiere que los sectores hagan esfuerzos por reducir sus pérdidas y desperdicios”, explicó Benítez.
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