Roy Moncada y William Aragón
Vestidos con uniformes de camuflaje y cargando ametralladoras AK-47, una docena de hombres que se identificó como el grupo armado FDN 3.80, que afirman haberse alzado en armas en contra del gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega, obligaban este jueves a detenerse a todos los conductores que transitaban por el kilómetro 215 de la Carretera Panamericana, para pintar con spray el nombre de la agrupación en los vehículos.
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La operación tuvo su clímax cuando los armados, aproximadamente a las 6:40 a.m., rafaguearon la carrocería de una camioneta gris que intentó ignorar la señal de detenerse para que le marcaran el nombre del grupo, que se mueve clandestino en la montaña.
El retén del grupo se ubicó a dos kilómetros al sur de Totogalpa, Madriz, y fue visto por varios conductores y pasajeros de vehículos que circulaban a esa hora por la Panamericana procedentes de Ocotal, Estelí y Somoto.
El conductor de un bus, que recorre la ruta Ocotal-Managua, dijo que los armados aclararon que no iban a robarle a nadie, que solo querían mandarle un mensaje a las autoridades al rayar el costado derecho del bus.
Aunque ningún miembro del grupo intentó abordar el bus, los setenta pasajeros que viajaban entraron en pánico al ver que estaban rodeados y que uno de ellos ocultaba su cara con un pasamontaña. Luego de 15 minutos de estar retenidos, la unidad continuó su rumbo hacia la capital.
Otro testigo del incidente mencionó que uno de los armados aclaró que “habían más camaradas en un cerro cercano y que lo mejor era obedecer las órdenes” de ellos.
En el lugar quedaron visibles pequeñas perforaciones de bala de arma de fuego que impactaron en el pavimento de la Carretera Panamericana.
Ayer mismo LA PRENSA intentó conocer la versión del comisionado Mayor Juan Manuel Chávez, jefe de la Policía Nacional del departamento de Madriz, y este dijo que iba a una reunión y que tal vez brindaría información.
También se intentó comunicarse con los voceros del Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional, coronel Manuel Guevara y Fernando Borges, respectivamente, pero no atendieron las llamadas.
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