Tatiana Rothschuh
La construcción del Gran Canal Interoceánico por la ruta 4, cruzando Río San Juan, fragmentaría, con un impacto irreversible, el sistema de Humedales San Miguelito, comprendido en un área de 434.75 kilómetros cuadrados, alteraría el ecosistema y afectaría a unas ocho mil personas que lo habitan, según ambientalistas de la zona.
¿Cómo evitarán que las especies acuáticas continúen su ciclo de reproducción?” es parte de las interrogantes que planea el exdelegado del Marena en Río San Juan, José Luis Galeano.
La ruta 4 del canal, pasará por las Áreas Protegidas Cerro Silva y Punta Gorda y tocará la Reserva Biológica Indio Maíz. Galeano dice que para evitar afectar el lago se debería cambiar la ruta y se podrían impulsar ambos proyectos, uno sería el Gran Canal y el otro una mayor producción de agua potable.
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HKND y ERM hablaron de los estudios de factibilidad (técnica, comercial y ambiental) y de los retos, —ya que el Sureste de Nicaragua es área protegida— de las compensaciones y bases para mejorar el sitio Ramsar San Miguelito, para lo cual dijeron consultarán a Ramsar y el Gobierno de Nicaragua para desarrollar un plan que compense los impactos en el humedal”. Dando así por hecho que el humedal si será afectado de construirse el Canal.
Resaye Álvarez
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Franklin Briceño, jurista ambientalista de San Miguelito, considera que por la magnitud de la obra se rompería la comunicación e interconexión de esos corredores naturales, donde existe una biodiversidad relevante que condujo a ser declarado sitio Ramsar, en noviembre del 2001.
Destacó la importancia que representa para la población de esos humedales, San Miguelito y comarcas aledañas como el Tule, al sur de Morrito y norte de San Carlos por Las Marías, que “dependen de la diversidad de recursos y oportunidades que nos ofrecen esos humedales”.
El abogado dice que se rompería con la conectividad del humedal que ha permitido la existencia de unas 300 especies, entre ellas 100 migratorias, es también hábitat del tapir en peligro de extinción, león puma, jaguar, venado cola blanca, mono araña y una fauna menor, como el mapache, pizote y cusuco.
La obra conllevaría subir los niveles del agua del lago que es parte integrante de la conectividad del humedal y podría ocasionar inundaciones en poblados como Morrillo, “los bosques se convertirían en ciénagas”, advierte Briceño.
SANTUARIOS AFECTADOS
Indica que en esa ruta trazada, se tendría que sacrificar santuarios precolombinos que resguardan la historia de nuestros antepasados, como los asentamientos indígenas cerca de El Tule, el Dorado, Roble, Harina, La Florida y otros sitios arqueológicos.
Para este abogado la viabilidad del canal desde el punto de vista social, ambiental, cultural no existe, “si son empresas serias y responsables indicarán la no viabilidad, estaríamos poniendo en riesgo un recurso importante como es el agua potable para el futuro de Nicaragua y Centroamérica”.
Antonio Ruiz, director ejecutivo de Fundación del Río, dijo no tener información con certeza de cómo se va intervenir este humedal de importancia internacional. “He visto una raya que conduce hipotéticamente donde se va a construir el canal, sin embargo el derecho a vía, los depósitos de material son muchas cosas que lo van a impactar, eso no está en el plan, rompería de una vez y para siempre, todo será una barrera porque habrá dinamitaciones, impactos en el agua, eso no tiene racionalidad, el hecho de seguir declarando la importancia de seguir protegiendo estos sistemas se mira con sentido anodino, una simple diatriba”.
Advirtió que todo en materia de conservación está en juego, esos impactos interrumpen la vida humana, la naturaleza, la cultura porque hasta se moverían los huesos de nuestros antepasados, pueblos quedarán fuera, escuelas removidas, productores que están en santa paz desde que fueron movilizados por los conflictos bélicos y trabajaron por su desarrollo alimentario ahora viven una incertidumbre jurídica de sus propiedades.
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