El autor y diplomático chileno Jorge Edwards ha afirmado que la literatura “debe abrir la mente y no cerrarla” y ha opinado que, precisamente por “esa condición de apertura”, los escritores “son incómodos para los dictadores”.
Jorge Edwards, Premio Cervantes 1999, cree además que la literatura no solo es entretenimiento, aunque le interesa que los libros “tengan un atractivo”.
En su caso concreto, el autor de El peso de la noche asegura que “por ningún motivo” excluye el entretenimiento, y piensa que en la literatura también hay “pasión” y “conocimiento de las cosas”.
El Premio Cervantes 1999 ha anunciado que su próximo destino será el Festival Literario de Paratí —ciudad situada entre Río de Janeiro y Sao Paulo—, al cual han acudido, desde que se creó hace diez años, escritores tan conocidos como Mario Vargas Llosa.
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“Yo no creo que (la literatura) sea solo un entretenimiento, pero tampoco me gusta que sea un aburrimiento”, ha recalcado ante los periodistas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander (norte de España).
Jorge Edwards, Juan Jesús Armas Marcelo y Raúl Rivero han hablado a los medios de comunicación del encuentro que organiza la UIMP, en el que artistas dialogan con el literato chileno, en un homenaje a su figura.
DIPLOMÁTICO
En este encuentro, Edwards ha realizado una serie de diálogos en los que él mismo ha contado episodios de su carrera como diplomático y escritor, a los que han acudido doce de sus “mejores” lectores y conocedores, entre ellos Raúl Rivero o Armas Marcelo.
Ambos escritores han ensalzado la figura de Edwards no solo por el éxito de su conocida obra Persona non grata , que le hizo pasar grandes períodos de “ostracismo y persecución”, sino por toda su trayectoria profesional como escritor.
Y se han referido a él como un autor “demócrata y libre” que, según Raúl Rivero, ha plasmado en sus obras la importancia de la libertad de opinión de los escritores en países “totalitarios” como, por ejemplo, Cuba.
Jorge Edwards, por su parte, se ha definido a sí mismo como “una persona que ha mantenido durante muchos años una fidelidad” a la literatura.
“He sido un escritor, no he sido un diplomático en el sentido completo de la expresión”, ha puntualizado, a pesar de su trayectoria en ese ámbito en países como Cuba y Francia.
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