Tania Sirias
Afirmó que esta acción “es una evidencia bien clara que está de por medio el revanchismo, la antipatía y resentimientos políticos de vieja data. Tengo confianza y espero como exfuncionario judicial, un juicio imparcial y para los detenidos el trato que merecen como prisioneros y que la Fiscalía presente las pruebas de rigor que faciliten al juez sin intereses políticos la declaración de inocencia o culpabilidad de los enjuiciados”, dijo Dávila Barboza.
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Posteriormente, en septiembre de 2008, turbas sandinistas impidieron el paso de los vehículos que se dirigían a la “marcha por la democracia” y quemaron el carro del diputado Enrique Sáenz.
Luego se han desencadenado una serie de hechos violentos contra civiles y opositores al régimen.
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La masacre de cinco militantes sandinistas el 19 de julio y luego el asesinato de Carlos García, exintegrante de la Resistencia Nicaragüense, deja claro que “las heridas de la guerra no han sanado”, afirmó el analista político Edmundo Jarquín.
Jarquín expresó que desde las elecciones municipales de 2008, los partidos de oposición y organismos de la sociedad civil han venido sufriendo reiterados ataques por turbas orteguistas, en complicidad con la Policía Nacional.
“Antes la Policía trataba de mediar y evitar el choque entre los grupos en conflictos, pero progresivamente las calles se convirtieron de Ortega, bajo la premisa ‘las calles son del pueblo’, evitando así la movilización de ciudadanos”, comentó Jarquín.
Sin embargo, pese a la violencia que se ha venido gestando en el país, nada justifica la muerte de nicaragüenses, sea del partido que sea, dejó claro el analista político.
Jarquín lamentó la falta de credibilidad en las instituciones del Estado, cuando pretenden reducir estos hechos de violencia a simples actos de delincuencia común, mientras los investigados y encarcelados son miembros de los partidos de oposición.
ORTEGA NO CREE EN CONSENSO
En la opinión del también excandidato a la vicepresidencia, Ortega no cree en el consenso nacional que se formó tras la condena de la masacre del 19 de julio, donde se pide que se termine con la violencia política.
“Ortega ahora se pone una aureola de religiosidad, espera justicia y no venganza, pero lo que estamos viendo, según reportan los medios de comunicación, es que la Policía se ha venido apoyando en la delación (denuncia) de civiles, lo que es grave, porque puede conducir a que se pasen facturas por motivos personales”, dijo Jarquín.
El analista político instó a la institución policial a que “no reprima sin base técnica”, apoyándose en “orejas”, como en el tiempo de la dictadura somocista.
“Cuando uno se apoya en civiles, el límite entre las responsabilidades políticas y las vendettas personales se pierde”, advirtió Jarquín.
Asimismo indicó que si esta situación no cambia, “Nicaragua podría peligrosamente deslizarse hacia los peores momentos de la violencia política”.
Otra recomendación hecha por Jarquín es que la Policía aclare el asesinato del ex Contra, Carlos García.
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