Las cuatro personas acusadas por la masacre del 19 de julio pasado fueron remitidos a juicio oral y público para el próximo 23 de septiembre.
A través del testimonio de un detective, la Fiscalía ofreció como prueba el supuesto relato de un hombre que por temor no fue ofrecido como testigo, pero que presuntamente oyó “conspirar” y “distribuir tareas” a los cuatro procesados por el atentado en el que murieron cuatro simpatizantes sandinistas y 22 más resultaron heridos, en Darío, Matagalpa.
En un amplio documento de intercambio de información y pruebas, que consta de 47 páginas sobre hechos que el abogado defensor Carlos Baltodano Méndez calificó como “sofismos”, la Fiscalía ofreció los testimonios de 53 personas, incluyendo a conductores y pasajeros de los buses atacados el día de los hechos, así como 23 agentes policiales, entre investigadores y peritos, además de un perito biólogo, un perito químico, un médico forense y dos médicos de los centros de salud de Darío y Sébaco.
Asimismo ofrece diversas pruebas documentales y periciales con las cuales pretende demostrar en juicio que el transportista Walter José Balmaceda Ruiz, así como Erick Antonio Salgado González y los hermanos Juan José y Gregorio Antonio Torres Espinoza serían coautores de conspiración y proposición para la comisión de crimen organizado, asesinato y lesiones gravísimas.
Pedradas entre mismos participantes de caravana
El defensor de los hermanos Torres, Darlin Antonio Obando, señaló que la imputación contra los procesados es que supuestamente lanzaron piedras para contener la marcha de la caravana vehicular en la que iban simpatizantes sandinistas, para que otras personas la atacaran a balazos; sin embargo, solo tres testigos, de los que iban en la caravana, mencionan que en los incidentes hubo pedradas.
Uno de los testigos, el jefe de Registro Vehicular de la Policía en Estelí, Abel Antonio Herrera Castillo, quien habría declarado que no iba custodiando la caravana, pero “sí apoyando la labor preventiva, ya que de muchos buses se venía tirando piedras”.
Policía también disparó
Según el testimonio de Herrera, escuchó detonaciones de armas de fuego en El Carmen, kilómetro 76 de la Carretera Panamericana en Darío, por lo que él “sacó su arma de reglamento pero no le dio tiempo de accionar en el lugar”, por lo que avanzaron doscientos metros al norte, estacionaron la patrulla y el suboficial Wilder Úbeda sacó un AK y “realizó una detonación” con dirección al sitio desde el cual presuntamente disparaban contra la caravana.
Por su parte, Carlos Baltodano, en representación de Salgado y Balmaceda, señaló que en el caso la Fiscalía no ofreció peritajes que demuestren el supuesto ataque a pedradas.
Ambos defensores coincidieron al apuntar que los elementos ofrecidos por la fiscal auxiliar Yessenia Dolmus eran insuficientes y ambos pidieron al juez, Wilford Bustamante Rocha, que ordenara el sustento y mejora del intercambio de información.
Bustamante, suplente del Juzgado Único de Distrito Penal de Audiencias de Matagalpa, consideró lo contrario y remitió la causa a juicio y además mantuvo la medida cautelar de prisión preventiva en contra de los acusados.
Previo a la audiencia, Obando pidió al juez la oportunidad de entrevistarse por primera vez con sus representados; no obstante, Bustamante se lo permitió a los dos defensores solo hasta que terminó la audiencia de este lunes.
Al complejo judicial de Matagalpa acudieron familiares de algunas de las víctimas de la masacre, así como familiares y amigos de los procesados.
El testigo fantasma
El Ministerio Público ofreció el testimonio del detective Luis Antonio Centeno Castro, quien en sus investigaciones en la comunidad Las Pilas se habría encontrado con un hombre al que describe como “delgado, piel morena, cara delgada, de camisa a cuadros, pantalón jean azul y de botas de hule, quien portaba un machete”.
Ese “desconocido” le habría relatado a Centeno que el 16 de julio, entre las 3:00 p.m. y las 4:00 p.m., habría visto a los hermanos Juan y Gregorio Torres, así como a Salgado y Balmaceda, más otros cuatro desconocidos para él, en la casa de los primeros. Tras saludarles y retomar su camino, el hombre escuchó a Balmaceda que “está planificando y distribuyendo tareas para llevar a cabo el acto de realizar disparos con armas de fuego a la caravana de buses (… )”.
Ese testigo también habría dicho al detective Centeno que Balmaceda apuntó a Juan Torres diciéndole “que lo que iba a hacer era lanzarle piedras a la caravana de buses que iba a pasar, mientras el otro grupo haría lo ya planificado. Esto lo logró escuchar ya que Balmaceda tiene una voz fuerte”.