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¡No más acoso escolar!

María Melba Calero y Fátima Arellano Anita es una niña muy sociable y cariñosa. Actualmente cursa primer grado de primaria. Sus padres recuerdan con alegría el primer día que ella asistió a clases, pues desde muy niña le inculcaron el amor por el estudio y le decían que en el colegio ella aprendería muchas cosas […]

María Melba Calero y Fátima Arellano

Anita es una niña muy sociable y cariñosa. Actualmente cursa primer grado de primaria.

Sus padres recuerdan con alegría el primer día que ella asistió a clases, pues desde muy niña le inculcaron el amor por el estudio y le decían que en el colegio ella aprendería muchas cosas y haría muchos amiguitos.

Anita hace poco estuvo de cumpleaños. Entusiasmada llegó al colegio, deseando que la felicitaran como suelen hacerlo cada vez que un compañerito está de cumpleaños. Pero regresó a su casa triste y deseando no regresar más. Su rostro triste fue una señal de alarma para sus padres. Algo no muy bueno estaba sucediendo.

Sus padres le preguntaron qué había sucedido y Anita respondió que no quería volver al colegio porque “ahí solo la trataban mal”, sus compañeros le decían que era gorda y que sus dientes eran feos por su tono de piel, morena.

Los padres sorprendidos le preguntaron si todo eso se lo había manifestado a su maestra. Ella dijo que sí, pero que sus compañeros la seguían llamando igual.

Preocupados, los padres asistieron al colegio y conversaron con la directora, quien está atendiendo el caso.

Esta situación, que de una u otra manera siempre se ha presentado en los colegios, como ponerle sobrenombre a un niño, burlarse por su tono de piel, o timbre de voz, estilo de peinado, cabello o alguna otra característica propia de su cuerpo, y a veces hasta el punto de recibir maltrato físico, se le denomina bullying.

Se trata de acoso escolar, el cual se caracteriza por una serie de agresiones físicas, verbales y psicológicas de parte un niño o adolescente hacia otro de forma reiterada, con el objetivo de intimidar, someter, amenazar u obtener algo de la víctima.

La palabra es un vocablo inglés y su raíz significa toro, fuerza y agresividad y hasta se ha utilizado para denominar razas de canes como el bulldog .

De acuerdo con la psicóloga Sandra Ney, de la Clínica San Juan, esta conducta surge de la necesidad del agresor de sentirse respetado y temido aunque sea solamente en la escuela.

Por lo tanto, como el agresor tendrá sentimientos de querer dominar la situación, buscará al más débil física o emocionalmente para someterlo y sentirse fuerte.

Ellos suelen conseguir respeto a través de la violencia e intentan posicionarse como líderes utilizando ese método.

Causas del bullying

Su principal causa radica en la falta de normas en los colegios, así como la indisciplina en el hogar. También las carencias de valores como la empatía, la solidaridad y el respeto, ser víctima de violencia intra familiar y tener baja autoestima.

“Generalmente los niños acosadores provienen de hogares donde se percibe un ambiente hostil, que reproducen en la escuela”, asegura la psicóloga.

El niño que da maltrato carece de empatía, se sobrevalora y presenta conductas antisociales, las cuales provocan que se involucre en constantes problemas.

Las especialista explica que entre los niños acosadores se encuentra el acosador intelectual, que es un niño con grandes habilidades de persuasión, organiza al grupo y los manipula para que acosen y maltraten a otros niños.

En cambio, el niño víctima se caracteriza por poseer baja autoestima. Son inseguros, débiles físicamente, de carácter sumiso y con tendencia al aislamiento.

Tipos de escenarios y roles

El primero ocurre durante el recreo, cuando generalmente a los maestros se les dificulta tener una adecuada supervisión de todos los estudiantes.

“Cuando los maltratos se desarrollan en este escenario, las agresiones físicas son constantes, como golpes y amenazas con el objetivo de quitar el dinero o la merienda”, afirma Ney.

El segundo es en el salón de clases, donde es notorio que cuando el niño participa se escuchan risas mal intencionadas, ruidos, burlas o sobrenombres.

Y por último está el cyberbullying. Es cuando se denigra a un compañero a través de las redes sociales, publicando comentarios burlescos o inadecuados y que promueven el daño a la integridad de la persona.

Dentro del bullying también hay tres personajes centrales: el agresor, la víctima y el observador. En determinadas ocasiones el maestro puede convertirse en el observador y se mantiene al margen de la situación de abuso.

“Una de las situaciones más comunes donde el maestro solo juega el papel de observador es cuando en el salón de clase se ríen de un compañero y él no hace nada, o se ríe de lo ocurrido. Es totalmente incorrecta esa conducta”, exhorta Ney

Señales de alerta

Los niños cuando son víctimas de acoso escolar tienden a presentar problemas como la negativa para ir a clases, se quejan de dolores de estómago u otras dolencias, pierden constantemente sus útiles escolares (lápices, tajadores, crayolas) y ya su rendimiento académico no es el mismo y baja. Asimismo, podrían presentar trastornos del sueño como el insomnio, sueño intranquilo, pesadillas, se les observa nerviosos, tristes o abatidos.

Cuando el maltrato trasciende a lo físico, llegan a la casa con moretones, raspones y no dan una explicación convincente a sus padres de lo sucedido.

“Lo más común que suelen decir es que se cayeron jugando o realizando alguna otra actividad en su centro escolar”, ejemplifica la especialista.

Ante estas señales de alerta, u otras que como padres pudieran identificar, es muy importante la oportuna intervención, así como lo hicieron los padres de Anita, al dirigirse al colegio para conversar con la directora del centro y docentes, ya es que fundamental que tanto el niño agresor, como el niño agredido reciban tratamiento, que consiste en dar ayuda psicológica, encaminada a fortalecer su autoestima para evitar futuras secuelas.

Eduque con amor

Las secuelas del bullying lamentablemente no se superan de la noche a la mañana. Una de las consecuencias más visibles es la baja autoestima que predominará en la persona si no se actúa a tiempo.

El bullying afecta tanto al niño que lo recibe, como al niño que lo genera. Por eso, ambos necesitan ayuda y más que eso, mucho amor en sus hogares.

Un niño no dará maltrato, ni discriminará, ni tendrá prejuicios si en su hogar lo educan con amor y buenos valores.

Un niño no permitirá maltrato si en su hogar le enseñan a identificar a las personas con conductas negativas. Niños que tienen una fuerte carencia, como el amor. Y que ante esa carencia, lo mejor es tolerar y respetar, pero nunca permitir la agresión ni sentirse mal o inferior.

Así como Anita perdió el interés de continuar en el colegio, muchos niños podrían estar pasando por esta misma situación.

De no prevenirse a tiempo, la especialista afirma que los niños deterioran sus relaciones sociales, surge la inseguridad, las conductas pasivas y la ansiedad, también pueden desarrollar problemas psicosomáticos y depresión.

Los agresores, por su parte, seguirán presentando conductas agresivas, una antesala de conductas antisociales que generen problemas con la ley por su falta de adaptación a las reglas de convivencia.

Fomente la comunicación

La especialista brinda los siguientes consejos que los padres pueden tomar en cuenta al momento de enviar a sus hijos al centro escolar:

*Es importante fomentar en el niño una adecuada autoestima, así como manejar un buen grado de comunicación que permita al niño pedir la ayuda cuando sea necesaria.

*Establecer comunicación efectiva con la escuela. Los padres no deben desligarse completamente del centro de estudio.

*Informarles a los hijos acerca del acoso escolar, qué y cómo hacer para prevenirlo.

*Inculcarles valores como el respeto y enseñarles a no dañar a otra persona tanto psicológica como físicamente.

*Fortalecer su comportamiento en casa, ya que las malas conductas son un reflejo del hogar.

Los centros educativos también desempeñan un rol primordial, ya que no deben callar ante este tipo de conductas, ni permitir que los niños sean víctimas de otros.

*Es recomendable que realicen charlas o talleres para padres, maestros y alumnos acerca de este tema y otros relacionados con la autoestima.

“En dichos talleres se deben establecer claramente las reglas del colegio y las acciones que se tomarán en conductas como el bullying”, asegura Ney.

*Es importante la supervisión de los alumnos dentro y fuera de los salones donde reciben clases, en los patios y baños, para actuar con rapidez y efectividad en el caso de que se presente alguna sospecha de acoso escolar.

Además, el colegio debe estar abierto a las quejas y sugerencias del alumnado y padres de familia y brindar acompañamiento psicológico a víctimas y agresores.

Es fundamental que los maestros eduquen y traten a todos los estudiantes por igual, sin preferencias y favoritismo.

Nosotras acoso Escuela niños archivo

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