Anagilmara Vílchez Zeledón
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La tierra seca abrasó las semillas. Sembraron una, dos, tres veces… La lluvia no llegó y el calor no les tuvo clemencia. Hoy en un suelo que parece de cartón se quedó el dinero y las esperanzas de los productores de frijol que se atrevieron a sembrar a pesar de la sequía.
Los cuarenta productores, agrupados en la Cooperativa Agropecuaria Pro Siembra Semillas de Carazo (Caprosec), atrasaron el inicio del ciclo de primera por casi treinta días esperando el invierno, en junio; la expectativa de siembra era de al menos unas cien manzanas, de las que aproximadamente 25 se usaron, señala René Navas, presidente de la Caprosec.
“Han caído un par de lluvias que ya no tienen incidencia en el cultivo, porque prácticamente está en su fase terminal y ya lo perdido, perdido está”, lamenta Navas.
Si antes los miembros de esta cooperativa cultivaban hasta treinta quintales de frijoles por manzana, hoy con mucha suerte lograrán sacar ocho quintales.
“Los rendimientos están tal vez en un 25 por ciento de lo que se podría haber esperado, son malos, malísimos…”, dice.
Navas, en junio aseveró a LA PRENSA que si los pronósticos de sequía eran acertados, los productores tendrían problemas para pagar las deudas adquiridas a través de financiamientos. El precio del grano, que actualmente oscila entre los 2,800 y 3,000 córdobas por quintal, podría subir aún más. “La situación no ha cambiado en nada desde entonces”, asevera.
Él espera que los agricultores puedan sembrar en el ciclo de postrera, que está previsto que inicie a partir del 20 de septiembre, algo que dependerá, según Navas, “de que se estabilice el invierno”.
Mientras sigue la incertidumbre. “La verdad es que solo Dios sabe lo que va a pasar. Está mala la situación”, subraya.
Y es que la sequía no ha afectado solo al frijol. José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), señalaba la semana pasada que al menos 16 mil manzanas de maní no se sembrarán en León y Chinandega, lo que afectará las metas de producción de este sector, que en el ciclo 2014-2015 esperaba cultivar 75 mil manzanas de este rubro.
Cultivos como la chiltoma, cebolla, tomate y zanahoria también están sufriendo por el déficit de lluvias, el peor en los últimos 32 años según los registros de Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter).
Los efectos de la sequía ya se hacen sentir en la economía del país: el precio de la canasta básica de alimentos ha subido 1,400 córdobas en julio, mientras el precio del frijol rojo alcanza los 35 córdobas en algunas zonas del país.
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