Eran dos jóvenes de Choluteca, Honduras, los muertos que se hallaron quemados y desmembrados en una cueva en San Pedro de Potrero Grande, en Chinandega, al amanecer del pasado jueves.
Los cuerpos despedazados y envueltos en sacos rojos fueron identificados como Carlos Eduardo Rodríguez, de 25 años, y German Antonio Quiroz, de 20, cuyas desapariciones habían sido reportadas a las autoridades policiales hondureñas desde el miércoles.
Las víctimas se dirigían a comprar oro en la mina Potosí, en el municipio de Concepción de María-La Guaruma, en Honduras, según dijeron los familiares a las autoridades catrachas.
Los hondureños fueron ejecutados, se les mutilaron sus miembros inferiores y luego les prendieron fuego. Una camioneta, doble cabina de color claro, habría servido para el traslado de los cuerpos que se hizo por la madrugada, según los testigos.
Mientras siguen las investigaciones sobre este asesinato, pobladores nicaragüenses del municipio de San Pedro de Potrero Grande están temerosos y han solicitado mayor presencia de autoridades policiales y militares, debido a los puntos ciegos en esa zona fronteriza.
NORTE EXTORSIVO
Mientras tanto, en la comunidad de Baná Centro, municipio de Wiwilí de Nueva Segovia, Raúl Salinas, 50 años, denunció el secuestro de dos jóvenes por sujetos que llegaron vestidos de civil, dos de ellos armados de pistolas y uno con fusil AK. Pidieron 5,000 córdobas a cambio de la vida de los retenidos.
Las víctimas son Samuel Salinas Monzón, 20 años, y Maximiliano Rivera, 23 años, hijo y yerno de Raúl Salinas, quien recogió 3,000 córdobas y alcanzó a los captores en la comunidad de El Guapinol, en la frontera con Honduras.
Los secuestradores fueron identificados. Sebastián Silva Vázquez, conocido como “Culebra”, es el cabecilla de la banda que opera en esa zona fronteriza.
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