Culto al hedonismo, elevado desempleo, fracaso escolar, alteraciones propias de la adolescencia son algunas de las circunstancias, personales o sociales, que según la psicopedagoga Cristina Martín Herrera influyen en la aparición de los denominados “NiNis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan.
“En muchas ocasiones esta situación se produce como consecuencia del fracaso escolar, coincidiendo con la etapa de abandono de la enseñanza obligatoria, cuando el adolescente comienza a plantearse cosas como ‘estudiar no sirve para nada’, ‘no quiero estudiar’ o ‘estudiar me aburre’”, afirma la experta.
DURA ETAPA
Según Martín, en esta etapa los padres se encuentran con que sus “hijos adolescentes tienen un cuerpo de adulto y un cerebro de niño. Aún no han desarrollado una memoria de razonamiento lógica, de planificación y de trabajo, la cual no se alcanza, al menos, hasta los 17 años”.
Organice actividades conjuntas con la familia y ayúdele a planificar el tiempo para que pueda estar con sus amigos.
Cree un clima de confianza, mostrándole respeto y ofreciéndole su apoyo.
Ayúdele a descubrir sus metas.
Enséñele a que se haga responsable de sus propias decisiones.
Dele confianza a la hora de tomar iniciativas que le gusten y sean saludables. Esto mejora su autoestima.
[/doap_box]
En esta etapa “el adolescente está comenzando a ser adulto y vive profundas transformaciones biológicas y alteraciones emocionales. Esto le provoca multitud de inquietudes y, en algunas ocasiones, le surgen dudas acerca de su futuro, incluso de su propio presente. Comienza a cuestionarse la utilidad y el sentido de lo que está estudiando, disminuyendo su motivación y, como consecuencia, su rendimiento”, explica.
Según Martín, el adolescente está atravesando en esos años un proceso de autoafirmación y conocimiento de sí mismo. “Es una época de cambios profundos, una crisis de crecimiento indispensable para pasar de la niñez a la edad adulta y consolidar su estructura física y psíquica”.
En este momento se produce un antes y un después en la relación entre padres e hijos, asegura.
INFLUENCIAS
“Si a esto le agregamos el uso de la televisión, internet, iPod, PSP, Play Station y otras tecnologías que incentivan la pasividad y la pereza, nos encontramos con un adolescente impaciente, cómodo, perezoso, anárquico, todo lo cual se opone al estudio”, enfatiza la experta Cristina Martín.
APOYO INCONDICIONAL
“Es aconsejable realizarle preguntas, tales como: ¿qué es lo que te gusta? y ¿qué te ves haciendo en el futuro? Debemos respetarles, entenderles y buscar juntos soluciones para acompañarles en este proceso, olvidándonos de las expectativas que como padres nos hemos creado”, sugiere Cristina Martín.
COMUNICACIÓN
Los padres necesitan establecer un diálogo franco e igualitario con sus hijos. Solo así podrán saber por qué ellos rechazan los estudios y de qué manera podrían abordar la situación, aunque en muchas ocasiones el propio adolescente es incapaz de reconocer la razón de su rechazo; por tal razón, la comunicación es fundamental.
Ver en la versión impresa las páginas: 4 B