14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Los “güiriseros” trabajan con herramientas rudimentarias para extraer el oro de las minas. LA PRENSA/ U. MOLINA

La vida entre el oro y la muerte

Como su nombre lo dice, Bonanza es un municipio de la RAAN con gran potencial económico gracias a la extracción de oro en sus minas, a pesar de que estas últimas han sido bien explotadas en los últimos 130 años.

 

 

Eduardo Cruz

Como su nombre lo dice, Bonanza es un municipio de la RAAN con gran potencial económico gracias a la extracción de oro en sus minas, a pesar de que estas últimas han sido bien explotadas en los últimos 130 años.

En Bonanza es difícil abordar un taxi porque casi siempre van repletos de pasajeros. Los habitantes de la localidad han aumentado debido a que desde los municipios cercanos llegan personas en busca de trabajo como mineros artesanales o “güiriseros”, como también se les conoce.

Se dice que las calles de Bonanza son de oro. Y en parte es cierto. Lo que ocurre es que se reparan las calles con la broza o material rocoso que extraen de las minas, pero que no tiene la cantidad o calidad suficiente de oro para ser procesada.

Hasta un banco hay en Bonanza, una sucursal del BAC, algo de lo que no pueden presumir los demás municipios de la costa Caribe, tanto en el norte como en el sur. La actividad minera en Bonanza cerró el año 2012 con una producción de 54,403 onzas de oro y una factura de cien millones de dólares, cifra histórica que refleja el potencial económico del lugar.

[doap_box title=”El trabajo del “güirisero”, paso a paso” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

El “güirisero” primero debe cerciorarse de que hay oro en la veta (depósito) donde va a trabajar. Lo hace con una prueba en una “pana de muestreo”, una especie de plato especial en el cual coloca un puñado de broza o material rocoso de la veta. Lo lava con agua varias veces y al final se puede apreciar el oro en pequeñas partículas visibles al ojo humano, si es que la broza contiene oro.

Cuando está seguro de que hay oro en la veta, hace que esta última explote colocándole entre 25 y 30 bombas de dinamita, las cuales se introducen en pequeños hoyos que se le hacen a la veta con un “barreno”, que es una varilla de hierro que en la punta tiene diamantes. Al agujereado le llaman “barrenar” y a la explosión con la dinamita le dicen “tiro”.

Cuando la veta está desintegrada en trozos, con un mazo grande, como de 8 a 10 libras, la comienzan a “bolonear”, es decir, golpearla para que los pedazos de piedra sean más pequeños y esté lista para que sea sacada a la superficie.

Fuera de la mina, con un mazo más pequeño, de entre 4 y 6 libras, el material se refina para que se convierta en pequeñas piedritas que puedan ser procesadas en un molino o en el plantel de una empresa minera. Ya refinada, meten la broza en sacos, la trasladan y se la hacen llegar al comprador.

[/doap_box]

La dependencia de la minería en Bonanza es tan grande que casi no hay empleos que no estén relacionados con la extracción de oro. En este municipio casi todos los hombres trabajan como “güiriseros”. “El trabajo de un güirisero es picar piedra donde se supone que hay oro, refinarla y venderla (a las empresas mineras) para que sea procesada y se saque el oro”, dice José Raúl Martínez Talavera, un joven de 22 años que desde hace 11 trabaja como “güirisero”. Algunos “güiriseros” prefieren no vender la broza y ser ellos mismos quienes la procesen para obtener oro puro mediante molinos y un método artesanal.

En otros lugares los “güiriseros” andan a través de los ríos con un plato o pana especial extrayendo el oro, pero en Bonanza se tienen que meter en pozos o túneles bajo tierra, explotar con dinamita una veta o pedazo de tierra donde se sabe que hay oro, triturar la piedra con mazo y sacarla al aire libre para luego venderla.

TRABAJO DURO Y CON RIESGOS

“Trabajar como ‘güirisero’ es duro. Te podés dañar un ojo, podés quedar atrapado por un derrumbe. Hay muchas cosas”, señala Meléndez Francis de Dinken, un “güirisero” de 48 años de edad y con 21 de experiencia.

Hay “güiriseros” que mueren soterrados por los derrumbes que hay en las minas. Los dos últimos fallecieron en julio del pasado año 2013, en la mina Bonancita, muy cerca del casco urbano. Eran dos jóvenes miskitos. Arnulfo Pasta Valladares estaba en la mina al momento del accidente y vio, en el instante preciso, cómo una pesada piedra le cayó a su primo Edwin Cooper Valladares, de 18 años.

“Ese día yo estaba enfermo. Le dije a mi primo que necesitaba cien pesos y que había unos sacos de broza que había que sacar. Él me dijo: ‘Vamos primo que yo te ayudo’. Le cayó una piedra como de veinte toneladas. Lo aplastó. Yo me salvé porque logré subir un poquito, pero yo también podía morir”, cuenta Pasta Valladares.

La desgracia más reciente ocurrió el jueves pasado, cuando por un derrumbe quedaron soterrados unos treinta mineros artesanales o “güiriseros” en la mina El Comal, en Bonanza. Dos de los “güiriseros” lograron salir por sus propios medios y otros veinte fueron rescatados este viernes por la noche. Mientras que otros ocho aún están desaparecidos y el Gobierno, hasta la tarde de ayer domingo, aún no anunciaba como fallecido a ninguno.

Una empresa minera tenía, hasta julio del 2013, un censo de 268 “güiriseros” que operan en Bonanza, a los cuales, además de capacitar en temas de seguridad laboral, les vende materiales para trabajar con mayor seguridad en las minas.

Por ejemplo, les vende la dinamita con la cual hacen explotar las vetas o piedras grandes donde está el oro. Cada dinamita tiene una mecha de metro y medio de largo y demora unos siete minutos en estallar. Pero no es el “güirisero” quien hace estallar la dinamita, sino que la empresa manda a un experto en explosivos. Además, la empresa minera les vende cascos con lámparas para introducirse en las minas.

Se calcula que hay unos 950 “güiriseros” que no están en el censo y estos últimos trabajan con “las uñas” y buscan otras vías para obtener las herramientas de trabajo. Son “güiriseros” independientes y, como no usan casco, porque cuesta “muy caro” —unos dos mil córdobas—, se amarran una lámpara de mano con un hule a la cabeza. La dinamita la compran en unos puestos clandestinos y la mecha es corta, por lo cual estalla con mayor rapidez.

El mayor problema se presenta cuando se introducen a minas que ya no tienen el mismo nivel de seguridad para trabajar en ellas.

GANANCIA MÍNIMA

El problema de los güiriseros es que, aunque arriesgan su vida, lo que ganan es demasiado poco. El precio del oro ha bajado y a veces ya no es tan fácil encontrar el metal precioso como antes.

El “güirisero” José Raúl Martínez explicó a LA PRENSA recientemente que para extraer el oro se tiene que invertir dinero y a veces no se saca lo esperado y quedan “enjaranados”.

Aunque los “güiriseros” extraen uno de los metales más preciosos de la Tierra, y de los más caros, la vida de ellos no cambia mucho. Los “güiriseros” de Bonanza son un ejemplo y, contrario a lo que dice el nombre del municipio, Bonanza, la realidad es otra para ellos.

(Este reportaje fue publicado por primera vez en la edición de LA PRENSA del 21 de julio del año 2013).

Reportajes minería muerte oro archivo

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Amanda Solórzano
    Hace 9 años

    Excelente a visitar Bonanza,me gusto mucho el reportaje, todo lo bueno cuesta felicidades Eduardo Cruz.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí