Fernando Silva
De una vez hay que quedar que la lengua española, la lengua que nosotros hablamos tiene algunas veces curiosos cambios con lo que hablamos diario y que lo hemos recogido con el nombre de lengua nicaragüense.
Es cierto que la validez de estos cambios en la lengua nuestra no debe dejarse a la deriva, aunque se puede registrar muy ordenadamente como lo ha hecho en sus diferentes ediciones don Francisco Arellano Oviedo en sus diccionarios del español de Nicaragua.
Esas particularidades aquí las mencionamos, no son dejar por fuera el humor que contienen y es importante que los maestros de español en las escuelas conozcan perfectamente: existe un mueble que no falta en ninguna casa humilde. Es de madera con asentadera de cuero crudo y correctamente se llama:- TABURETE- pues a este asiento la gente no hay manera que deje de llamarle TAURETE.
La palabra sátrapa es palabra que se acentúa con fuerza porque faltando el acento da la impresión de un pedazo de trapo.
En lo general un nicaragüense cuando escribe o habla por razones especiales siente una especie de disgusto cuando por alguna necesidad tiene que emplear la palabra —ACUYÁ. El adverbio allá que es un adverbio de lugar los nicaragüenses lo hacen constantemente adverbio de tiempo y dicen, por ejemplo: allá se levanta y ve irse los botes. La palabra hilo es curioso que los nicaragüenses lo pronuncian retrayendo los labios como si se le pudiera soltar el hilo que dicen.
Generalmente el lenguaje nicaragüense se usa indistintamente al decir lejano, se usa largo.
Vamos enseguida a nombrar algunos diminutivos especiales: “Chimirringo, cotillo, chingastito, calzoncillo, cernido, cachucha, migaja, cueritate, puchito, camanance, puñito, sobra, peca, untado.
Aumentativo: trompudo, nalgón, rechoncho, tarugo, cuadrado, hinchado, fardo, motete, tripón, ridículo, asareado, amohinado, achumicado, chocho, ronco, ajambado, arisco, maruco, corneto, flacucho, pipiriciego, tartamudo”.
Habilidades: “Agarrame ese trompo a la uña, picar una mancha, remonta de un zapato, media suela, parchado, hilvanado, gasilla, engrapado, lijado, chollado, raspado, zafado”. Cuando alguien le pide a otro por ejemplo le pide un poquito de sorbete, el otro estirando el brazo le dice: – tomá, tomá, y al acercarse el otro, dobla el brazo, y le dice —comé cacho.
Todos estos datos pareciera que no tienen mayor importancia pero si uno se fija principalmente cuando está hablando las veces que uno usa esos términos en una simple conversación.
Dedicado: A maestros de español de las escuelas primarias y secundarias.
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