El cortejo fúnebre con los restos de Gustavo Cerati partió ayer hacia el cementerio de Buenos Aires, donde el rockero argentino fue sepultado, luego de que una multitud rindiera homenaje a quien es considerado un innovador y talentoso compositor y un artista de influencia indeleble.
El exlíder de la banda Soda Stereo, considerado uno de los compositores más influyentes del rock iberoamericano, será inhumado en el cementerio de La Chacarita, donde están enterrados o fueron cremados grandes cantantes argentinos como Carlos Gardel y Mercedes Sosa.
El coche fúnebre salió de la Legislatura capitalina, donde el músico fue velado desde la noche del jueves. El techo del automóvil estaba cubierto de flores y se abría paso por un corredor que formaba la gente, la cual aplaudía a su paso y gritaba: “No se va, Gustavo no se va”.
CANCIONES AL GENIO
Antes de partir hacia el camposanto, la madre de Cerati, Lilian Clark, saludó emocionada desde uno de los balcones del edificio que alberga la sede del poder legislativo capitalino a cientos de fanáticos del músico que se congregaron en la calle para ovacionarla y cantar a los gritos las canciones más famosas de su hijo y del grupo que lideró durante años y marcó decisivamente desde mediados de los ochenta a otras bandas de Chile, México o Colombia.
En la ciudad de la furia, De música ligera, Signos y Cuando pase el temblor fueron algunas de las canciones que los admiradores de Cerati cantaron bajo la lluvia hasta desgañitarse.
El féretro cerrado con los restos del cantante fue instalado en el Salón de Honor y por momentos, los visitantes aplaudieron a modo de homenaje. Antes de que los seguidores del artista se acercaran a despedirse de él, el músico fue velado en la intimidad por su madre y sus hijos, Benito y Lisa, de 20 y 18 años, así como otros familiares.
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