Convaleciente de la cesárea, sentada en una tabla casi a ras de la tierra en la cocina atestada por el humo del fogón recién apagado, “Eva” sostiene sobre sus piernas al bebé que hace menos de dos semanas trajo al mundo. Le sonríe y con el índice le hace cosquillas en el mentón.
Bien abrigado, en una tarde de lluvia en un barrio del poblado de La Dalia, cabecera municipal de El Tuma-La Dalia, el bebé duerme sintiendo las caricias de la diminuta mano de “Eva”, la niña de 11 años que jamás tuvo una muñeca para jugar y que tímidamente sonríe al apuntar: “Hasta ahora estoy chineando a un muñequito”.
“Eva” dice que aún desconoce cuál será el nombre del bebé que después de 39 semanas de gestación vino al mundo en un quirófano del Hospital César Amador Molina, en la ciudad de Matagalpa. Según el registro médico, el niño midió 52 centímetros de talla y pesó seis libras y media.
La llegada del bebé y que tanto él como “Eva” están saludables, tranquiliza a “María” la madre de la niña y la numerosa familia que con mimos hacia ellos pretenden dejar atrás el drama que envolvió el embarazo de la criatura, sometida a violaciones durante dos años por el marido de la abuela materna.
En materia de salud pública y de derechos humanos, la violencia sexual es uno de los problemas más sentidos en El Tuma-La Dalia y es una de las causas del alto índice de embarazos en niñas y adolescentes del municipio.
Un diagnóstico municipal hecho en 2009 por la Alcaldía, refleja que la violencia sexual representaba el 15 por ciento del total de delitos cometidos en el municipio.
536 casos valorados por violencia sexual en el departamento de Matagalpa.
51 por ciento fueron contra menores de 13 años.
31 por ciento fueron contra adolescentes entre 14 y 17 años.
46 por ciento de los abusos sexuales fueron cometidos por familiares.
32 por ciento de los abusos sexuales fueron cometidos por conocidos.
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La subcomisionada Judith Maribel Traña, jefa de la Comisaría de la Mujer y la Niñez en La Dalia, sin brindar estadísticas de este año, admite que hay subregistro de los casos porque “nos damos cuenta de lo denunciado” y muchos casos, por ocurrir en el seno familiar, se quedan impunes y “la población lo ve como natural, normal y nos damos cuenta a veces por los brigadistas y promotores, pero hay muchos casos que se van fuera, no los conocemos”.
“No siempre ponen denuncias, por ejemplo, ahorita en lo que llevamos de septiembre apenas llevamos siete casos y todos son denuncias por incumplimiento de deberes alimenticios”, explica Traña.
Sin embargo, agrega que los casos deben ser denunciados y cualquier ciudadano “ante la Ley está obligado a denunciar, porque se da también el delito de omisión pero mucha gente no se atreve a denunciar por miedo de verse involucrado en un juicio y a que los estén llamando como testigos, entonces para nosotros como Comisaría es una lucha constante”.
OTROS “FENÓMENOS”
Manuel Zúniga, registrador del estado civil de las personas en La Dalia, afirma que “hace unos años el municipio estaba en los primeros lugares de embarazos adolescentes y se notaba en el crecimiento acelerado, si los nacimientos andaban por encima de 4,000 anuales”.
Sin embargo, el funcionario afirma que con el trabajo de diversas entidades, “de poco acá” decreció la natalidad a 2,200 bebés por año, pero un tercio de ellos corresponde a madres adolescentes y mayoritariamente solteras.
“Hay otro fenómeno: las chavalas llegan a segundo o tercer año de secundaria y ya se las roban y si el hombre es algo mayor ya no la deja seguir estudiando porque tiene miedo de que se la quiten y los padres de esa niña no denuncian porque tal vez vienen de una experiencia similar, de que también se robaron a la mamá y se vuelve a repetir la historia”, dice Zúniga, apuntando que “tenemos que hacer un proceso educativo no solo con los chavalos sino que con los viejos porque son formadores de los hijos”.
En eso coincide el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien considera que “necesitamos de una educación integral que comienza en la familia, papá y mamá tienen que transmitir a los hijos valores cívicos, morales y cristianos, de manera que se eviten vicios que repercuten en el estilo de vida, en el ambiente, en costumbres y desvalores”.
Aunque es “común” que en el municipio “se roben” a las niñas y adolescentes, la subcomisionada Maribel Traña insiste en que “es ilegal y donde vamos con las charlas educativas les hablamos que de 14 y 15 años es estupro, que de 13 para abajo es violación y se le explica todo eso a los alumnos, a los padres y a la comunidad en general”.
Karina Aráuz, coordinadora de la Casa Materna Asociación Mujer Campo Salud en el poblado de La Dalia, señala que este año han atendido a 750 mujeres de las cuales “un buen porcentaje son menores de 14 años hay bastantes casos y es muy seria la cosa en el municipio”.
Mientras que Ana Adilia Guido, de la Casa Materna Blanca Aráuz del Ministerio de Salud, coincide con Aráuz al apuntar que “es común” que ahora los hombres adultos quieran parejas mucho más jóvenes”.
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