Mafe y Majo son dos chavalas de 20 y 19 años, ambas diseñadoras gráficas y alejadas del perfil clásico femenino. Visten casi siempre de tenis con pañuelos en el pelo y rapean a más no poder. Se identifican con la cultura rap. Sus primeras canciones fueron Soy mujer y soy capaz y Sociedad indiferente . Ambas son de Managua y son de las primeras mujeres en hacer rap femenino en el país.
Otras de las voces que han incursionado dentro del rap es la de la rockera Gaby Baca, conocida también como la “Baca Loca”, en su canción SOS Naturaleza colaboró con varios artistas del rap nicaragüense y dice que para ella eso fue un gran honor. “Me siento la invitada especial dentro de este grupo de chavalos, que son de admirar porque andan haciendo algo que en realidad vale la pena”, sostiene la cantante.
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Mista Thug vs. Liric John. Es la tarde en una cancha de un parque en Bello Horizonte. El turno es de “Mista Thug”. El cronómentro marca un minuto nada más y empieza la batalla. Es una contienda sin armas negras ni blancas, tampoco puños: es una pelea de palabras. Frente a frente, ceño fruncido y voz elevada, la pista suena y el Mista ataca: Le dice a su oponente que es un pastor, que tiene cara de “castor”, que es “banano” y que anda defendido por su hermano. El minuto avanza y el rapero termina su tanda con la frase: “yo tengo mucha experiencia, soy el máster en esta ciencia”.
Esa es la expresión más pura del rap: la improvisación. En el mundo de los raperos se le conoce como estilo libre o “freestyle” y durante un minuto la única misión es hacer quedar mal al contrincante delante del público. Sea quien sea. Según sus exponentes es una forma de medir la creatividad del otro y demostrar quién es mejor, más allá de las canciones de cada uno. Esta tarde varios niños y algunos adultos forman una rueda alrededor, después que el Mista termina se oyen los aplausos, abucheos y gritos que se confunden entre ambos. La ronda sigue y así se concreta el pan de cada día, para los que viven en este mundo que ellos llaman “underground”.
Es el turno Liric John. Mueve sus dedos como diciendo “no, no, no” y le toca replicar, también por un minuto. Le dice a Mista que así lo abruma, pues si a él lo defiende su hermano “a vos te defiende la Yuma”, que no le importa que sea de la vieja escuela y que si es veterano entonces que se “tire” con su “abuela”. Liric remata con una línea que dice: “yo te ejecuto, bruto (…) soy astuto, con mi lírica yo te educo y con la suela de mi zapato yo te machuco”. El tiempo se acaba, finaliza la batalla.
Dos corrientes
Oscar Hernández no siempre viste camisas y pantalones tres tallas más grandes y gorras con logo de Nueva York. Tiene 30 años, dos hijos y lo único que conserva cuando no está rapeando es su corte de cabello “pelón”. Empezó a hacer rimas desde que tenía 14 años, en la esquina de su casa. Con el tiempo salió del barrio La Sabana, donde vivía en Managua, y se consagró en el rap. Ahora es uno de los más antiguos dentro del movimiento y desde entonces le gusta que le llamen Mista Thug. “La traducción de mi nombre sería señor maleante. Pero soy un maleante de la letra”, dice Hernández.
Mista canta lo que a él le gusta llamar “verdad sucia”, es decir rap de barrio. En sus letras demuestra lo que ve con un lenguaje duro. Habla de la calle, maldad, conflicto, pobreza, matones, y una vida de perros. Este cantante creció acostumbrado a ver la sangre en las aceras, guerra entre pandillas, defensa de territorios, “quizás eso se refleja en mis letras”, aclara el rapero, quien con sus rimas explícitas logró interpretar el soundtrack de la película La Yuma . Y así siguen sus letras: “Patrullas por el día, por la noche metralletas”, “robo, suicidio es la alternativa segura”, “por la desesperación mi récord está manchado”, “cómo quieres que me conforme, quiero ser policía para robar con uniforme”.
Liric John, por su parte, en realidad se llama Johny Blandón, tiene 26 años y trabaja como soldador, aunque es egresado de la carrera de Mercadotecnia. Él dice ser uno de los rostros del “rap conciencia”. Para él la otra cara de la moneda, que describe en su canción La diferencia ” como una “rima cultural, música real, orientada a contar la verdad, por algunos amada, respetada, por la mayoría rechazada, pisoteada, profanada. Confundida por el falso, para el real está claro, que el rap nada tiene que ver con violencia o disparos”, dice la letra que interpreta junto con su hermano Michael que se hace llamar “Angelo” en el dúo de rap que forman denominado “Manicomio”. Entre Mista Thug y estos hermanos podrían estar las dos corrientes más fuertes del rap en Nicaragua.
De las calles
Tiene los brazos completamente tatuados, usa camisolas y pantalones holgados. Cigarro y cerveza en la mano. Esa es la imagen que salta a la vista en los vídeos de “Cinkomentarios”, otro de los exponentes del rap duro, también llamado Gangsta rap . Suenan sus canciones: “Aquí hay metales para el conflicto, ando mis perros y si hay guerra estamos listos”, recita este rapero nicaragüense, residente en Estados Unidos desde 1995 en su primera canción llamada Criminales . “Soy de Nicaragua, los barrios de Managua, ando mi rompecaras, si te encuentro te dispara, y te mueres hoy”, continúa con la letra de Te mueres hoy .
“Todo lo que sale de mi lápiz es verdad, la pobreza, vender drogas, la cárcel, los malos amigos. El problema es que solo escogen una canción para apuntar con el dedo, pero no escuchan las demás. No todo en esta vida es risas y buenos tiempos, la vida también puede ser maldita”, dice Luis Alberto Palacios, el nombre de pila de “Cinko”, a quien no le gusta revelar su edad y tampoco disfruta mucho hablar de su pasado. Aún así Palacios cuenta que nació en una comunidad de León, junto con su mamá y dos hermanos se mudó a lo que hoy en día es el bario Francisco Salazar en el reparto Schick. En ese entonces no había ni electricidad y su casita era una de las primeras del barrio. Su mamá vendía nacatamales para darles de comer.
En 1995 migraron a Estados Unidos “mojados”. “Soy una persona muy humilde y he pasado por mucho, no quiero que ni mi barrio o mi familia se vean mal. Yo hago rap, el rap es real, no se trata de ir a un club y mover el trasero, es música, es para sentarse, escuchar y aprender. Por eso es que pongo mis errores y mi dolor en mis canciones, porque me han hecho lo que soy, si alguien los escucha no tendrá que pasar por eso”, asegura “Cinko”, quien vive en Connecticut, y en otra de sus canciones más recientes acepta que es tiempo de otra perspectiva. “Quiero cambiar, me estoy poniendo viejo, platicar con el otro en el espejo, no soy perfecto, pero tampoco un santo (…)”.
En el país la mayoría de los raperos son jóvenes, entre ellos está el grupo Bad Boys, que ya rondan los 25 y 26 años, pero cantan desde que tenían 19. Su oficio es ser panaderos pero se apasionan por las rimas cuando no están trabajando. El dúo está conformado por los hermanos Berman Meneses (Masta B) y Michael (Magic Mike) Meneses. Según explican ellos creen en la sinceridad de las personas, les gusta vestirse con ropa floja y no les importa la crítica de las personas que los catalogan como vagos.
Otro de ellos usa el nombre de “Acsino”, para cubrir el Leslie Fermin que le pusieron sus padres. Tiene 25 años y vivió toda su infancia en Puerto Cabezas. Sus letras también son duras, pero según comenta eso no le hace ser un “vago”, ni pandillero. Está en contra de las personas que critican eso.
También dentro de este movimiento sobresalen otros raperos como el grupo Materia Prima, Colectivo WST, Sly, Eternal Love, entre otros.
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Una verdad para cada quien
L-Mappo es otro de los raperos que se dice “de calle”, pero desde otro ángulo. Cuando no está sobre una tarima recitando sus rimas con melodías, trabaja como agente de un call center en Managua. También juega futbol y además es profesor. Es padre de dos varones. Enseña inglés en un instituto público en el turno dominical. Todas sus letras pasan por el filtro primario de su libreta. Una que carga hasta cuando está en el baño, según confiesa, y que es su salvación en las noches que una idea no lo deja dormir y se tiene que levantar a escribir. Esta es la forma en que él hace rap.
Sus padres lo bautizaron como Efrén García y en sus canciones también predomina su verdad, “eso es el rap”, asegura. Según él no se debe criticar al movimiento, pues muchas personas se dejan mover por el cliché de lo que se supone que debería ser. “El mundo artístico en general está estereotipado”, sostiene. “Aquí somos pocos —añade—, con los dedos de las manos podés contar los que andan haciendo rap. Pero cada uno escribe lo que ve. Yo por ejemplo no escribiría una canción ensalsando una planta que no fumo o diciendo que me mantengo en las esquinas consumiendo x o y cosas porque no lo hago. Escribo lo que veo, lo que pasa en las noticias, y lo que me molesta. Ese es mi criterio ante la sociedad”, menciona Mappo.
A este rapero lo que más le molesta, según explica, es que en Nicaragua no se premia la originalidad, que es lo que ellos dentro del movimiento están haciendo. “Yo no critico las cosas que hacen otros colegas, pero sí trato de hacer algo distinto con mi música. En la radio ponen una canción, dos o tres veces, pero la canción no dice nada. El que canta temas así no es atrevido, atrevidos somos nosotros porque cantamos cosas que nadie quiere hablar”, dice García.
Su historia
En la antigua Grecia se le llamaba Rapsoda a las personas que se dedicaban a recitar versos homéricos en las calles. Algunos creen que de ahí se deriva la palabra rap. Otros aseguran que significa “Rythm and Poetry” (Ritmo y poesía).
Lo que sí está claro entre quienes siguen el género es que se originó en los años setenta en los barrios pobres y marginales de Nueva York, entre la comunidad afroamericana. En ese entonces los ritmos eran desafiantes y críticos, sobre todo hacia la sociedad y los políticos, pero con la particularidad de un lenguaje explícito y a veces vulgar.
En Estados Unidos entre esa década y la posterior (1980) el rap navegó entre diversas aguas. De nacer como un signo de protesta social y denuncia que pasaba inadvertida ante la censura política, se mezcló entre la música más comercial y utilizaban a la mujer como objeto sexual.
Algunas canciones de rap incluso fueron señaladas de desatar violencia dentro de los llamados “guettos” afroamericanos. La lucha famosa se disputa entre el Oeste y el Este. Y algunas muertes de grandes raperos como “Tupac”.
El género musical está dentro de lo que se conoce como cultura hip-hop, que se compone de otros tres pilares esenciales que son los bailarines de breakdance, los dejays y los grafiteros. Ellos junto con los raperos conforman lo que ellos llaman un estilo de vida de paz y revolución.
En la actualidad hay distintas disciplinas del género, entre ellas sobresalen el rap conciencia, el rap gangsta, el rap cristiano, entre otros.
En Nicaragua los raperos dicen que el movimiento aún es emergente.
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