Dijo que la aplanadora de concejales sandinistas lo aprobaron hace tres semanas. “No estuve de acuerdo con esa modificación”, expresó el concejal Navarro.
En la Alcaldía viejana se rumora que no hay dinero para continuar el proyecto. La alcaldesa Marcia Azucena García no recibe a periodistas.
En un escrito entregado a la alcaldesa y al Concejo, el concejal Navarro se queja del avance de la obra, que tiene un 45 por ciento de la estructura metálica del antiguo puente.[/doap_box]
Charcas profundas, troncos, árboles que la ventolera ha derribado y aguardar que baje la corriente del río Atoya después de las lluvias es el pan de cada día de los pobladores de una decena de comunidades especialmente agrícolas del sur del municipio El Viejo, Chinandega.
Los comunitarios comentaron que la promesa de las autoridades municipales de El Viejo fue construir el puente en dos meses a partir de diciembre de 2013. Diez meses después es una obra a medias que sufre el robo de sus vigas.
El sábado 20 de septiembre, comunitarios en bicicletas estaban desesperados cuando fueron arrastrados por la corriente del río Atoya tras un aguacero, salvándose de milagro.
Aseguran que poco les falta para estar incomunicados, debido a que el camino de salida a la ciudad de El Viejo es un pegadero. El camión de pasajeros que va hacia la zona suele desviarse en busca de una mejor salida.
ASALTOS EN PEGADEROS
Manuel Anduray declaró que la construcción del puente inició el 15 de diciembre de 2013. “No sabemos qué ha ocurrido, los ingenieros dicen que no tienen la plata y la Alcaldía no ha entregado el resto. Estamos preocupados”, expresó.
Yamilet Centeno, habitante de la comarca Río Chiquito, dijo: “Trabajamos en la finca, pero todos sufrimos esto. Los trabajadores agrícolas que van a la hacienda Ceylán les cuesta pasar, en días pasados colocaron dos rieles junto a troncos y piedras para pasar el río, pero al día siguiente no amanecieron los rieles”.
Agregó que el camino de salida a El Viejo se ha convertido en un gran peligro por los asaltos en los pegaderos.
3,000 personas habitan en la zona. Por los malos caminos y la falta de un puente sufren trabajadores agrícolas, los maestros que evitan llegar al lugar y los niños que están perdiendo clases.
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