A la vez que el Gobierno aplica aumentos de más de 200 por ciento en la cesta básica de los venezolanos, la percepción de riesgo de los inversionistas prácticamente se ha ubicado en el mismo nivel de febrero de este año, cuando las protestas en las calles desataron una crisis política.
Si el Gobierno hubiese emitido bonos para cubrir parte de las necesidades de gasto el 18 de febrero de este año, habría tenido que pagar una tasa de interés de 14.8 puntos porcentuales sobre la que cancela Estados Unidos, el país que se financia al menor costo.
Gracias a que las protestas perdieron intensidad y a que en junio Rafael Ramírez, para ese entonces vicepresidente del Área Económica, le aseguró al mercado que vendría un conjunto de reformas para corregir desequilibrios, el riesgo país cayó hasta 8.8 puntos. Pero al no concretarse la unificación cambiaria, que habría acabado con la venta de dólares a un precio artificialmente bajo que se traduce en pérdida de reservas, la centralización de los activos en divisas en el Banco Central, con lo que se le habría mostrado a los inversionistas la capacidad de pago, así como medidas para aumentar los ingresos y acabar con el financiamiento de PDVSA a través del BCV, la visión de riesgo ha regresado.
El resultado es que si el jueves de esta semana el Gobierno hubiese emitido bonos en el exterior, para financiar proyectos en el área de salud, vialidad, educación o cualquier otra necesidad, la República hubiese tenido que asumir una tasa de interés de 14.2 puntos porcentuales por encima de la de Estados Unidos, cuando el promedio de los países latinoamericanos se ubica en menos de tres puntos.
Fuentes del Gobierno explican que el Ministerio de Finanzas no tendrá problemas para cancelar el vencimiento de los bonos que expiran el 8 de octubre y obligan a un desembolso de 1,500 millones de dólares por concepto de capital.
PDVSA tampoco tendrá inconvenientes para pagar los tres mil millones de dólares el próximo 28 de octubre por el vencimiento de sus bonos. De hecho, indican que PDVSA ha venido recomprando parte de los bonos y solo tendrá que cancelar, por concepto de capital, 1,400 millones.
Pero el mercado observa riesgo de incumplimiento en un entorno en el que las reservas líquidas en el Banco Central, es decir el tanque de dólares que puede utilizarse para pagar de inmediato deuda o importaciones, no supera los dos mil millones de dólares.
Standard & Poor’s rebajó la calificación para la deuda venezolana hasta CCC+, un peldaño que corresponde a “emisores de deuda que tienen al menos una posibilidad en dos de declarar default en los dos próximos años”.
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