Viejos conocidos, desde cuando uno era un boxeador amateur y el otro rasgaba el profesionalismo. Roberto Arriaza y Edwin Palacios entrenaban juntos en el Estadio Héroes y Mártires de León, se golpeaban para demostrar quién era el dominante, pero terminaban en paridad. El viernes tendrán la pelea esperada por ambos y ahora Palacios (10-1-1, 6 KOS) es el campeón nacional y Arriaza el llamado al despojo.
Son dos púgiles que deambulan en los pesos casi extintos del país, como son los welters, pero Arriaza (8-0, 7 KOS) con más proyecciones por la manera que camina sobre el ring, irrespetando a base de golpes rectos fuertes y coraza de valiente, las cuales adoptó en su carácter en las calles, pandillas y desvíos emocionales, que actualmente lo transformaron en un boxeador ambicioso y con glotonería de éxito y lo convierten no como el favorito, pero si el poseedor de mayores recursos.
Yo soy el campeón y sabré defender mi título, Arriaza solo le ha ganado a boxeadores malos y no se ha enfrentado a alguien como yo, y yo he peleado con mejores que él y los he derrotado, indicó el campeón, orgulloso de noquear en su última pelea a Michael Mora.
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