Sobre las conversaciones de la supuesta unidad entre el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán y el Partido Liberal Independiente (PLI) de Eduardo Montealegre, pienso que este debería abandonar de una vez por todas las arenas movedizas de Alemán y Daniel Ortega y formar alianza sólida con sectores que realmente desean rescatar Nicaragua.
Uno se asocia con quienes comparten principios, visión, objetivos, metas No es posible que quienes creen en la democracia tengan algo en común con los dueños del PLC. Por eso el PLI debería aprovechar el tiempo, abandonar los obstáculos y ser parte destacada de una coalición nacional, con agenda de patria, que busque por todos los medios cívicos derrotar al orteguismo. Esta es la unidad que seguramente aguarda el cuarenta por ciento de nicaragüenses que, de acuerdo con la reciente encuesta de CID Gallup, no tiene preferencias partidarias.
¿Son el PLI y Montealegre el partido o el político perfecto? No. ¿Existe un ciudadano o ciudadana que a todos convenza? Tampoco. ¿Debería haber primarias para escoger candidatos entre los distintos grupos, unidos y sin pacteros? Así debería ser. ¿Ha tenido Montealegre responsabilidad en el caso de los Cenis publicitado en el 2006? Han pasado ocho años y no lo han probado. ¿Lo tienen amenazado con el juicio a su hermano? Si así fuera, que se haga a un lado. La pregunta es ¿vamos a perder el tiempo mientras el país cae bajo el manto de potencias extranjeras, continúa la imposición de una dinastía y crece la corrupción y la miseria?
A todas luces Nicaragua se encuentra en una profunda crisis de la que no saldrá de la noche a la mañana. Será un proceso lento aún derrotando al orteguismo en elecciones, pero hay que avanzar con pie firme. Me parece que la salida no es esperar la aparición de iluminados ni partidos de última hora. Lo argumenten como lo argumenten, los que dividen benefician a Ortega y Alemán.
El PLI tiene la responsabilidad de detener de una vez este juego, recibir a los que abandonen el PLC o se sumen de otras corrientes liberales, abrir espacios a los jóvenes y salir con humildad al encuentro de hombres y mujeres de otros grupos que han demostrado ser coherentes y valientes. Sumar voluntades, sin manipulaciones ni protagonismos, es una monumental fortaleza.
Hay que hablar claro. Quien no es ignorante o no se hace el ciego, sabrá bien que la corruptela desenmascarada por el expresidente Enrique Bolaños, a inicios de su mandato, puso en evidencia la concepción de Estado-botín ejecutada en el período de Alemán, condenado a veinte años de prisión. Y si la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia anuló el juicio alegando tecnicismos… ¿en realidad usted cree que esa fue la razón?
Entre 2002 y 2003 la Procuraduría General de la República (PGR) investigó varios casos de corrupción, ampliados por Auxilio Judicial de la Policía Nacional y juzgados correspondientes, reportados por medios de comunicación. Basta revisar el conocido como “La Guaca 2”. Así que ¿se justifica confiar en aquellos que Ortega exonera, concede cargos a sus familiares, le facilitaron ganar en primera vuelta y los ha puesto a su servicio para desaminar a todo un pueblo?
El PLI no debería demorar su compromiso histórico con una coalición nacional, sin la participación de los que son parte del problema. No tengo amistad con Montealegre ni milito en partidos. Pero si se han criticado sus vaivenes, debemos exhortarlo a dar el paso decisivo.
El autor es periodista.
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