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LA PRENSA/CORTESÍA

“Hay que superar todos los fantasmas”

“Quizás yo no comparta todas las opiniones y sentires de Lillian Somoza, pero eso es irrelevante. Mi función como interlocutor fue escuchar y transcribir con exactitud las vivencias de una mujer y su historia”, dice Gabriel Traversari, quien hace unos días presentó en Managua, La hija del dictador.

“Quizás yo no comparta todas las opiniones y sentires de Lillian Somoza, pero eso es irrelevante. Mi función como interlocutor fue escuchar y transcribir con exactitud las vivencias de una mujer y su historia”, dice Gabriel Traversari, quien hace unos días presentó en Managua, La hija del dictador.

El productor de televisión y actor revela cómo fue armando una larga plática con la hija del dictador Anastasio Somoza García y cómo esta mujer también fue víctima de una familia de tiranos.

¿Cómo ha reaccionado la gente con la entrevista que le hizo a la hija de Anastasio Somoza García?

Han hecho comentarios aparentemente muy positivos porque creo que es un relato inesperado, la gente esperaba un trozo de la misma historia, ya trillada de los Somoza, es un relato distinto que nace de una experiencia totalmente accidental con ella, un encuentro improvisado que tuve con esta señora y las anécdotas que me contó de su vida que son muy apolíticas en ese sentido, aun cuando irónica y paradójicamente su familia, (padres, hermanos y tío) representó en la política por tanto tiempo.

Creo que lo importante de este relato es que vivió una experiencia que también nos pertenece a todos como nación, pero que la vivió a su manera, y con el derecho de vivirla.

¿Mucha gente puede tener resquemores porque habla de la hija de un tirano, como una defensa al somocismo?

Sin duda, creo que es normal, habrán siempre tantas opiniones sobre este tema, y están en su derecho.

¿Qué fue lo que más le impactó y descubrió en esta larga entrevista?

Que cada ser humano tiene derecho de contar su propia aventura y que nadie puede robarle su derecho de vivirla y que tampoco podemos robarle a un individuo la posibilidad de contar su cuento.

Al final del día el hecho de que ella haya pertenecido a un núcleo de parientes involucrados con un sinfín de políticas incorrectas y desaciertos no significa que ella estuvo involucrada con las decisiones erradas de su familia.

Ella hasta el último momento de su vida fue una mujer nicaragüense muy arraigada a sus valores, tradiciones.

LA ENVIARON A LOS ESTADOS UNIDOS

¿Qué nuevo van a encontrar los lectores con esta entrevista?

Era una mujer muy hermética y creo que esta fue la única entrevista amplia que brindó en toda su vida.

Fue muy aislada de nuestra realidad local, ya que a ella la envían a los Estados Unidos en una especie de exilio disfrazado por los mismos intereses políticos de su esposo, me imagino que el doctor Guillermo Sevilla Sacasa era una especie de reto para los Somoza en términos políticos y lo que él podía lograr con su poder influyente y su capacidad.

Por un lado, es importante conocer lo que fue su vida, y la simplicidad de este personaje y su humanidad, y que de cierto modo tendrá que ver con lo que ella dice, que no se le puede juzgar en función de lo que sus hermanos hicieron, y tiene toda la razón.

¿Era una preocupación Sevilla Sacasa, el marido de Lillian, para los Somoza?

Creo que sí. Mucha gente lo ha platicado, se ha dicho. Lo envían como embajador, es obvio por su capacidad, pero a la vez es como un exilio.

Había un temor en ellos de que este señor podía crecer políticamente en el país, eso se lo dijo una vez Rockefeller que le dijo, por qué vos no asumís el poder y él básicamente le contestó eso no está en los designios.

En el ámbito de la diplomacia este señor hará mucho.

¿Ella fue la preferida de “Tacho” tanto que figuró en los billetes de un córdoba antes de la caída?

Claro fue la preferida de él y fuertes roces con la madre por eso.

Aprendí en la entrevista que en toda familia hay secretos, angustias y sufrires, y muchas cosas que a simple vista se perciben, nadie pudiera imaginar que Lillian Somoza Debayle tuviese ese nivel de conflicto emocional con su madre.

Aunque conocemos ciertos aspectos de la idiosincrasia de los Debayle, y Sacasa, pero no al nivel que ella lo describe y lo hace catárticamente, porque pareciera que es algo en ella que tuvo que trabajarlo psicológicamente.

Al final la mujer que menos le presta atención, que es Salvadora, será cuidada por Lillian en sus últimos instantes.

¿Le rondó el miedo al pensar que lo iban a tachar de defender a los dictadores?

No. Estaba muy claro de lo que estaba haciendo. No tengo ambiciones políticas, y partidos. Soy un artista, un creativo, una persona que es sensible al aspecto humano y eso lo he venido traduciendo a través de mi trabajo como periodista televisivo.

Mis pláticas con esta mujer no tenían como objetivo resucitar o perturbar situaciones de índole política.

Conozco la susceptibilidad de nuestro pueblo y la respeto, sin embargo considero indispensable superar el pasado.

Es importante que el nicaragüense supere el pasado, que comprenda que los pasajes de la historia política no son perfectos, nunca lo han sido y ni lo serán.

Lo otro, es que hay que reconciliarnos con los fantasmas del pasado, trascenderlos, superarlos, redimirlos y seguir adelante. Hay que superar todos los fantasmas.

¿Siendo Lillian una mujer reservada, qué retos enfrentó en esta plática?

Es curioso que cuando ella me contaba muchas cosas, Lilian comentaba con el interés de que yo documentara la plática. Era como que en realidad ella se estaba abriendo a que conociéramos su historia, yo estaba tratando de actuar como un documentalista tomando en cuenta que esta señora ya estaba en una avanzada edad.

Sabía que era como conversar la última vez, ni a sus hijos les relató tantos aspectos de su vida, lo consideré, no tomé la decisión inmediata, pues pasaron trece años y un silencio absoluto, más bien fueron amigos colegas los que me animaron a compartir esta historia.

¿Dónde te ubicas políticamente?

Tengo muchos amigos en muchos sectores, no gravitaría en ningún lado, la mayoría de las personas con las que he platicado de lo que se consideran la izquierda moderada o la derecha no tienen problemas con este relato.

Creo más bien que los que se indignaron en algún momento fueron los parientes que sintieron un poco agresivo el título, pero al final del día no se puede tapar el sol con un dedo, y es lo que es, ese veredicto lo dio la historia y los actos de cada persona.

Al final es interesante porque el título como tal crea una especie de comparativa de lo que fue una dictadura y una mujer que pudo llegar a ser víctima de las circunstancias y de su propio destino.

¿Cómo terminan los últimos años de Lillian Somoza Debayle. Se fue peleada con el país?

No. Ella muere con una profunda nostalgia en su corazón, en el libro dice que ansió regresar siempre a Nicaragua, creo que ese fue un vacío que se llevó a la tumba porque no lo logró hacer.

Cuando su familia estaba en el poder, ella viajaba obligatoriamente por asuntos familiares y es donde se dan los confrontamientos con el hermano, ella describe como Anastasio Somoza Debayle, comienza a transformarse en una persona tosca, inaccesible, incluso insensible, hay problemas disputas donde no comparten puntos de vista, y ella dice que el poder ciega a la gente y que posiblemente eso sucedió con su hermano.

En esos viajes ella venía a cuidar los intereses de la madre, puesto que tenía que cuidarla. Una madre que accedía a lo que los hijos le dijeran, ya que sus hijos eran sus querubines, así es como ella tiene una batalla doble, después de esos días, ella nunca más regresa a Nicaragua, y en las últimas conversaciones percibí en ella mucha soledad, puesto que ya había fallecido su esposo.

¿Su parentesco con los Debayle facilitó entrar en la vida de Lillian?

Puede ser, no te sabría decir. Por vía materna soy bisnieto del Sabio Debayle, ese gran poeta, lírico y hombre de letras muy culto. Y mi madre era prima hermana de Lillian, con quien casi nunca se miró, muy poco.

A los Somoza los habré visto unas dos veces en mi vida. Hay un parentesco pero es como si no existió.

Más bien, ella me conocía de la televisión, me tenía cariño, tal vez se sintió cómoda conmigo.

LOS DIBUJOS

Hace unos días expuso sus dibujos por primera vez. ¿Cómo llega a este arte?

Es una necesidad de expresar, desde niño dibujo y escribo poemas, la fotografía la hago más adelante.

Siempre he sentido la necesidad a proyectos, formas e iniciativas, a través del dibujo que es una expresión única que se pueden decir cosas de una manera distinta.

No soy un pintor, pero trazo, soy un trazista, y hay cierta legitimidad de lo que hago, al final del día lo que el artista hace es destacar esa esencia y creo que lo hago.

En esta exposición fue un tributo a la cultura helénica y estoy trabajando otros.

¿Por qué está cultura, la helénica?

Hay que ir a los inicios y al origen de donde todo nace sobre todo para el artista y creo que Grecia es el paradigma y la cultura influyente que hasta hoy sigue.

POESÍA Y CINE

¿Has escrito poemas, hay un libro próximo?

Sí. Poemas existenciales que tratan sobre el lado oscuro de la vida. Sobre ese lado sombrío del ser humano, pero no es lado negativo, sino un lado necesario de entender.

Los escribí en inglés, no he hecho las traducciones porque creo que si nacieron en ese idioma así deben permanecer.

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