La Luna pasó entre la Tierra y el Sol el 23 de octubre. Mientras muchos observadores presenciaban el espectáculo, la mejor vista estaba a cientos de kilómetros por encima del Polo Norte.
Hinode, una nave espacial, estaba en el sitio correcto y en el momento correcto para captar el eclipse solar. Pero hay más, estuvo en el punto exacto para captar el “anillo de fuego” o eclipse anular.
Un eclipse anular ocurre cuando la luna pasa por enfrente del Sol, pero no logra cubrirlo completamente por que la Luna luce muy pequeña, aunque esto depende de la distancia desde donde se observe en la Tierra, o en este caso, desde la nave espacial Hinode.
“Este es el segundo eclipse anular que Hinode ha observado desde su lanzamiento en 2006”, comenta el astrofísico Patrick McCauley, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica.
La imagen fue captada por el mayor telescopio de rayos X de resolución solar jamás lanzado, el telescopio de Hinode, construido por el Observatorio Smithsoniano de Astrofísica y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón.
Este telescopio colecta los rayos emitidos desde la corona del Sol (capa caliente que se extiende desde la superficie visible del Sol). El gas en esta zona alcanza millones de grados, cien veces más caliente que los 10,000 grados Fahrenheit de la superficie solar.
“Estamos muy interesados en estudiar las llamas solares”, agrega McCauley. “Estamos utilizando el telescopio de rayos X para comprender mejor los mecanismos físicos que impulsan las bengalas, para que algún día puedan ser pronosticadas”.