La computación en nube es un modelo que permite el acceso ubicuo a las aplicaciones especializadas y servicios bajo demanda que se ofrecen a través de internet, con el uso compartido de un conjunto de recursos de infraestructura y de software que permite rápidas reconfiguraciones de acuerdo a la demanda de los usuarios.
En América Latina este modelo lleva un proceso de implantación paulatina, sin embargo en algunos países de renta media y media alta, el mercado de cloud computing ha entrado en segunda fase, en la que el cómo y dónde invertir en este tipo de servicios está reemplazando a la inicial preocupación por los aspectos tecnológicos, en tanto la misma ha madurado lo suficiente como para no representar un problema.
La tendencia es brindar acceso a la utilización de software especializado como servicio (SaaS), el acceso a plataformas como servicio (PaaS) y el acceso a solo infraestructura como servicio (IaaS), que se basa en la capacidad ofrecida al consumidor en relación a la provisión de procesamiento, almacenamiento, redes y otros recursos fundamentales de cómputo en el que el cliente o consumidor es capaz de desplegar y ejecutar sof
tware variado, que puede incluir sistemas operativos y aplicaciones propietarias para trabajos específicos. La tendencia se observa también en el ofrecimiento de herramientas con propósitos de gestión, tales como los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP), los sistemas de relación con clientes (CRM), las soluciones para la administración de cadenas de suministros y control de operaciones entre otras aplicaciones especializadas.
El mercado ha evolucionado en cuatro modelos de despliegue, presentando cinco características esenciales. Uno de los modelos se conoce como de nube privada, y es aquella en donde la infraestructura está preparada para el uso exclusivo de una sola organización, teniendo la particularidad que su gestión puede ser por la misma organización, un tercero o la combinación de ambas.
Un segundo modelo denominado de nube comunitaria, es donde la infraestructura de nube está preparada para el uso exclusivo de una determinada comunidad de consumidores de aplicaciones y servicios, y que comparten requerimientos y po
líticas de seguridad. El tercer modelo es el de nube pública, donde la infraestructura y los servicios soportados en la misma están previstos para el uso abierto al público en general. Un último modelo es conocido como nube híbrida, en donde hay una mezcla de dos o más de los modelos mencionados anteriormente, con la particularidad que el destino de las capacidades de la infraestructura y servicios es compartido en correspondencia directa con la carga de las organizaciones, y la configuración de servicios, aplicaciones y niveles de seguridad son particulares a los requerimientos de las diferentes organizaciones.
Las características esenciales son:
-Autoservicio bajo demanda, en tanto se pueden lograr altas capacidades de prestación de servicios informáticos, según sea necesario, sin necesidad de interacción humana con cada proveedor de servicio.
– Acceso de banda ancha, en tanto las capacidades están disponibles en la red y se accede a través de mecanismos estándar de acuerdo a los dispositivos de acceso de los dispositivos móviles o estaciones de trabajo de los clientes.
-Puesta en común de recursos, ya que los recursos informáticos del proveedor se juntan para servir a múltiples consumidores.
-Rápida elasticidad, ya que las capacidades requeridas pueden ser aprovisionadas de forma elástica, tanto al alza como a la baja de acuerdo a la demanda.
-Servicio medido, ya que los sistemas de cloud computing son capaces de controlar de forma automática y optimizar los recursos requeridos mediante la constante medición de las necesidades de capacidad apropiada para cada tipo de servicios requerido, tales como las capacidades de almacenamiento, procesamiento, ancho de banda, el número de cuentas de usuario.
(*) Consultor
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