14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

En medio de todos los males queda chance para la fiesta. Payasos, juegos y piñatas ofrece el Gobierno para menguar las inconformidades por el hacinamiento y precarias condiciones en los albergues improvisados. LA PRENSA/ D. LÓPEZ

Hacinamiento en albergues

Despertarse a las 3:00 de la mañana para apartar turno y poder utilizar uno de los ocho baños. Si se necesita usar los servicios higiénicos, hacer otra fila porque solo hay ocho.

Despertarse a las 3:00 de la mañana para apartar turno y poder utilizar uno de los ocho baños. Si se necesita usar los servicios higiénicos, hacer otra fila porque solo hay ocho. Luego, pedir un permiso de salida, papel que se debe guardar si se quiere volver a entrar. Los que se quedan, deben hacer guardia en la pieza que les corresponde para evitar pérdidas de sus bienes. Así empieza el día en los albergues a los que fueron trasladadas las familias evacuadas del barrio capitalino 18 de Mayo, tras la tragedia del pasado 16 de octubre, en la que murieron nueve personas.

[doap_box title=”Pedirán amparo” box_color=”#336699″ class=”aside-box”] Cuatro familias que fueron desalojadas el lunes solicitarán apoyo a organismos de derechos humanos para reclamar indemnización por sus viviendas, destruidas durante la evacuación.

“¿Qué necesidad tengo yo de estar así? Yo tenía mi casa legal, de bloques y cemento, en una zona que ellos mismos urbanizaron, pero me la botaron”, reclama Carmen. “No te doy mi apellido porque yo no sé si puede haber represalias, pero vamos a pelear para que nos indemnicen como al resto”, dice. A ella y tres vecinos más los removieron de una zona que años atrás la Alcaldía declaró como segura. [/doap_box]

En una visita de LA PRENSA al albergue Arlen Siu, en Portezuelo, se constataron las condiciones de hacinamiento. En un galerón hay 113 familias, eso señalan las hojas numeradas que cuelgan de las paredes de lata, de las camas o de donde se puedan pegar. En el otro, la lista es similar, de la familia uno hasta la “ciento y pico”, dice un joven que lleva el control.

Tras una semana en esta situación algunas familias comienzan a impacientarse. “Nosotros teníamos nuestra casita de bloques, es cierto que vivíamos juntos, pero no revueltos ni en zona de riesgo. Aquí hay que hacer turno para todo, no hay privacidad y uno hasta inseguro se siente”, lamenta Karen Guerrero, quien fue trasladada el lunes pasado junto a su padres, sus tres hermanos y su hija.

BÁLSAMO

Aunque las condiciones no sean las mejores, “al menos no nos han faltado el arroz y los frijoles”, comentan desde una cama vecina. Al llegar se les entregó una provisión de diez libras de arroz, cinco de frijoles negros, azúcar y un litro de aceite. Por ahora, el que tiene cocina prepara su comida ahí dentro, pero está en construcción un rancho que servirá de cocina comunal para evitar incendios o explosiones.

En medio de estas precarias condiciones los niños son quizá los que han puesto mejor cara al mal tiempo. Por las tardes y los fines de semana los han visitado payasos y ha habido piñatas.

El martes pasado medios oficialistas informaron que el Gobierno había facilitado transporte para trasladar a los niños a las escuelas en sus barrios; sin embargo en el albergue Arlen Siu hay familias que aseguran que sus hijos perdieron toda la semana de clases porque no han llegado los buses. “Hasta esta semana supuestamente vienen. Hay que tener listos a los chavalos antes de las 6:00, así que las madrugadas y las filas para el baño van a estar peores”, dice Guerrero.

Nacionales albergues hacinamiento archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí