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Explosión de cohete muestra riesgos de vuelos contratados por la NASA

La explosión el martes del cohete Antares de la empresa estadounidense Orbital Sciences suscitaba interrogantes sobre la capacidad de la NASA para enviar víveres, equipos y astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS) y su dependencia del sector privado.

 

La explosión el martes del cohete Antares de la empresa estadounidense Orbital Sciences suscitaba interrogantes sobre la capacidad de la NASA para enviar víveres, equipos y astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS) y su dependencia del sector privado.

El martes, el cohete que llevaba suministros y experimentos se había elevado muy poco tras su lanzamiento en Virginia (este de EEUU), cuando súbitamente se incendió, explotó y cayó a tierra provocando una gigantesca nube. No había pasajeros ni hubo heridos en tierra, pero sí grandes pérdidas materiales.

Es el primer accidente que ocurre desde que la NASA depende de dos firmas privadas, SpaceX y Orbital Sciences, para enviar suministros a la ISS. En total, estas empresas han realizado ocho vuelos, de los cuales seis han sido misiones de abastecimiento.

“Ciertamente hay gente en el Congreso y en la industria aeroespacial que piensa que el gobierno de (Barack) Obama ha cometido un error al no dar más apoyo a la NASA como la fuerza dominante en los vuelos espaciales”, señala Marco Caceres, analista de la firma Teal Group.

Y “para estas personas, el hecho de recurrir al sector privado es una mala idea, una idea peligrosa”, añadió.

También predijo que, a partir de este accidente, se elevarán más voces de crítica en este sentido, sobre todo al considerar que un día los que estarán a bordo de estas naves espaciales privadas serán astronautas.

Frente a los recortes presupuestarios del gobierno, el presidente Obama comenzó desde su primer mandato a recurrir al sector privado, una idea iniciada por su predecesor republicano George W. Bush.

La NASA firmó en 2011 dos contratos de reabastecimiento de la ISS, uno de 1.900 millones de dólares con Orbital Sciences y otro de 1.600 millones con SpaceX.

La agencia espacial estadounidense apostó a estas firmas privadas para que tomaran el relevo de los transbordadores espaciales, cuyo último vuelo tuvo lugar en julio de 2011 y que ahora adornan museos a lo largo del país.

Los cohetes privados tienen ahora la misión de enviar, a menor costo, suministros a la ISS. La idea es que estén transportando también astronautas dentro de tres a cuatro años.

En septiembre de este año, la NASA encargó a SpaceX y Boeing la construcción de las dos primeras naves espaciales privadas diseñadas para transportar personas a la estación orbital. El contrato suma un total de 6.800 millones de dólares.
Los primeros vuelos de estas naves están previstos para 2017. Hasta ese momento, Estados Unidos seguirá dependiendo de los Soyuz rusos para transportar a sus astronautas desde y hacia la ISS.

Antiguos motores rusos

El jefe de vuelos habitados de la NASA, Bill Gerstenmaier, aseguró el martes en una conferencia de prensa que este revés “no desalentará nuestros esfuerzos por extender las capacidades de lanzamiento de nuestro sector privado, que ya ha tenido éxito, para efectuar misiones de suministro de la ISS desde suelo estadounidense”.

Añadió que la pérdida del cohete Antares y de la cápsula Cygnus que lo transportaba “no tendrá ningún impacto” en la vida de los seis miembros de la tripulación de la ISS.

Mike Suffredini, repsonsable de la ISS, dijo que en la estación había suficientes víveres de reserva para cuatro a seis meses más.

Este miércoles, Rusia ofreció su ayuda a Estados Unidos. “Si nos llega una petición para reabastecer de urgencia la ISS, responderemos a esa demanda”, aseguró el responsable de la agencia espacial rusa Alexei Krasnov a la agencia estatal RIA Novosti, aunque explicó que la NASA todavía no ha solicitado su ayuda.

Según John Logsdon, ex director del “Space Policy Institute” en Washington, la explosión de Antares “probablemente no tendrá ningún impacto duradero” en los contratos de la NASA con el sector privado.

El accidente no obstante sí conducirá a la NASA a vigilar más de cerca al cohete Antares, y sobre todo el uso de un motor ruso para la primera de sus dos etapas de lanzamiento, y cuya tecnología se remonta a un programa lunar ruso de hace 50 años.

Orbital había querido reemplazar este motor y, tras el fracaso del martes, “seguramente acelerará este proceso”, añadió Logsdon.

Ciencia Explosión de cohete Nasa archivo

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