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Guillermo E. Miranda

A los dos y con miedo

Cuando a alguien le preguntan su opinión sobre dos personas y esta tiene serias dudas sobre las mismas, la repuesta más común es: a los dos y con miedo. Pienso que esta precisamente ha sido la valoración que el pueblo ha dado a la ruptura de la cacareada unidad liberal. Como consecuencia de esta ruptura, a partir de ahora comenzaremos a ver toda clase de reproches y acusaciones recíprocas entre ambos líderes. Alemán acusará a Eduardo de indeciso, soberbio, timorato y de responder a los intereses antiunionistas de Ortega. Por su parte Eduardo acusará a Alemán de utilizar al PLC para proteger los millones habidos durante su gestión presidencial, que usa a ese partido para mantener dividida a la familia liberal y que este (Alemán) ya está comprometido a participar en las próximas elecciones sin exigir un Consejo Supremo Electoral imparcial, legitimando de esta manera el futuro fraude. Todo a cambio de unos cuantos diputados ya pactados.

Lo gracioso de esto, por decirlo de alguna forma, es que ambos tienen razón en los calificativos que se endilgan uno al otro. La triste verdad de este circo, como lo ha calificado el pueblo, es que a ambos líderes lo único que los mantiene al frente de sus respectivos partidos es su autoritarismo y sumisión absoluta de los incondicionales que escogen para los distintos cargos, cuyo denominador común en ambos partidos es la ausencia de liderazgo, de capacidad política y por supuesto la falta de aprecio y estima hacia sus respectivas personas.

Pero no todo está perdido. Recientemente se han alzado voces de prominentes liberales como José Rizo que en una sola frase insinuó el camino a seguir, cuando dijo: es mejor engendrar que resucitar. Con esa visión, actualmente existen dos grupos de liberales a los que el pueblo está poniendo mucha atención. Me refiero a los disidentes del PLC que se identifican como liberales seguidores de los principios de Ramiro Sacasa Guerrero. Estos cuentan en sus filas con hombres y mujeres de mucho prestigio y otro es el grupo liberal cuyo lema es Unidad con Dignidad. Ambos grupos están despertando mucho entusiasmo en los lugares que visitan. Pero volviendo a los recién divorciados, nada se ha perdido con dicha ruptura. Ya el pueblo demócrata ha madurado y en las futuras elecciones, si es que las hay, el voto demócrata se inclinará por aquella casilla que proponga a hombres y mujeres cuyas hojas de vida personal y política sean todo lo opuesto a lo que tanto Eduardo como Arnoldo nos tienen acostumbrados.

Aprovecho para dejar constancia de que soy un enemigo acérrimo de andar buscando iluminados para proponérselos al pueblo. Creo que la persona que Nicaragua necesita para conducirla con respeto a nuestra institucionalidad y apego a nuestros derechos civiles y políticos, debe de surgir de entre aquellos que sobresalgan en la lucha que a diario libran los que no aceptan las arbitrariedades y falta de democracia que actualmente padecemos. La unidad que necesitamos es alrededor de hombres comprometidos hasta los tuétanos con una Nicaragua como la soñó Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en otras palabras comprometidos con la Nicaragua que todo padre desea heredar a sus hijos. A los otros, a esos dejémoslos rumiando su pobreza de espíritu.

El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense y actualmente disidente del PLI.

Opinión miedo Opinion archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 9 años

    No existe político que no busque primero su beneficio.Mi reflexión es ” a ninguno y con mucho miedo”.

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