A sus 79 años, el maestro de generaciones de médicos psiquiatras y psicólogos, Luis Humberto López Rodríguez, sigue tan activo como siempre; atiende a sus pacientes, imparte clases en la universidad y es un defensor incansable de los derechos de los adultos mayores.
Este reconocido psiquiatra nacido y criado en Jinotega, con apenas 12 años, armado de coraje y valentía, decide buscar en Managua a su madre y mejores oportunidades de estudio.
Sabía que vivía del (cine) Alameda dos cuadras a la montaña y media arriba. A medianoche me vine en un camión de repollos a amanecer a Managua, dijo.
Al llegar a la capital en 1947, no logró ubicar a doña María Teodora Rodríguez, su madre, en la dirección que le habían dado, pues nadie la conocía con ese nombre, sino como Maruca. Al no encontrar ninguna referencia estaba decidido a emprender el viaje de regreso, pero una señora en una cuartería le preguntó a quién buscaba. Él contestó: A una señora que trabaja en la tabacalera e inmediatamente la mujer lo llevó adonde estaba la hermana de su mamá. La tía al mirarlo casi se desmaya y asustada le preguntó: ¿Humbertito qué estás haciendo aquí?
López dijo que en esa época Jinotega no había escuelas de secundaria, por lo cual decidió emigrar a Managua para estudiar en el colegio Ramírez Goyena. Luego estudió Medicina en México.
En mis tiempos había muy pocas opciones, en mi pueblo había muchas limitaciones (…). En esa época uno quería ser médico, cura o militar, eran las tres profesiones más significativas de alguna manera, sostuvo López.
Además asegura que la universidad en ese tiempo estaba en León y ofrecía Medicina, la cual duraba ocho años y se volvían nueve. Se decidió al ver las necesidades de la gente. Recuerdo un hermano menor mío, estaba chiquito, y pasó toda la noche llorando por un dolor de oído y sin poder hacer nada por él, destacó.
“Hago un llamado al envejecimiento exitoso, es decir, que la gente mayor se cuide, tenga sus amigos, que se divierta, que haga ejercicio y que no viva de los tiempos pasados con nostalgia, sino con alegría”. Humberto López, psiquiatra.
ESTUDIANTE TRABAJADOR
Los deseos de superación de López lo impulsaron a sus 13 años a visitar durante 15 días consecutivos el Ministerio de Educación hasta que fue recibido por Ramiro Sacasa Guerrero, ministro de esa época, para solicitarle una beca de estudio en el Instituto Ramírez Goyena.
El portero ya no me quería ni ver, los ministerios en aquel entonces eran más accesibles. No vivían en reunión, como ahora, señaló López.
Una vez en el Goyena indicó que inició a trabajar como inspector nocturno para vigilar a los estudiantes, ya que en ese tiempo dicho colegio tenía internado.
VIAJE A MÉXICO
Una vez que finalizó su secundaria decidió no estudiar en León porque la carrera de Medicina duraba casi nueve años, por lo que decidió seguir trabajando en el Goyena hasta que se presentó la oportunidad de viajar junto con otros compañeros de clases a México, primero con la intención de trabajar, luego estudiar.
En mi pueblo no había billares, a mí se me ocurrió comprar unos y dejarlos trabajando, con eso me iba a sostener. Fui donde mi papá (Ramiro López) y le dije consígase prestado unos siete mil córdobas damos la prima de dos billares; con un billar paga los billares y con el otro me manda a mí. Consiguió los reales. A los tres días estábamos en Managua sacando mis papeles comprando los billares, recuerda el psiquiatra.
Para promover los derechos de los adultos mayores lo miembros de Funite participan el primer domingo de cada mes en el programa El país azul, que conduce el periodista Mario Fulvio Espinoza, en Radio La Primerísima a las 7:00 a.m. López reconoce que organizados los viejos por los viejos han logrado crear algunas iniciativas, como la Red Latinoamericana de Adultos Mayores, la cual ha logrado organizar cinco convenciones regionales. Funite apoya los movimientos de reivindicaciones de los adultos mayores, pues considera que no es posible que haya problemas en atención a la salud de los adultos mayores.
En Nicaragua hay más de 430,000 adultos mayores, quienes son sujetos de derechos, al igual que los niños, mujeres, adolescentes y otros segmentos de la población; sin embargo, nadie garantiza el cumplimiento de los mismos.
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Los billares le estuvieron dando ganancias, pues me mandaba treinta dólares mensuales. No obstante solamente diez meses duraron los billares porque eran mal administrados.
Al fracasar el negocio paterno, López estaba terminando el primer año de Medicina en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), en Toluca. López les dijo a los maestros que ya no iba a seguir estudiando porque no tenía dinero y no podía trabajar porque era extranjero.
Al ser buen alumno en Anatomía, los maestros le consiguieron un puesto de enfermero forense, el cual conservó durante tres años. Las funciones eran hacer dictámenes de lesiones, levantamiento de cadáveres, pero le permitían asistir a clases.
Cuando llegué a cuarto año el gobernador del Estado, el doctor Gustavo Baz, dijo, los médicos se hacen en el hospital así que ustedes van estar internados desde cuarto año. Estuvimos cuarto, quinto y sexto año, lo cual nos dio una habilidad grande y nos empezaron a pagar, expresó.
López, una vez que llegó a Nicaragua graduado como médico en 1962, fue a hacer su propio servicio social a Yalí, Jinotega, durante un año.
Luego empezó a trabajar en el Instituto de Malaria, luego consiguió una beca por dos años para estudiar Psiquiatría en México. A través de un contrato con el Seguro Social la beca fue ampliada. Los alcances del contrato establecían que López una vez graduado y de regreso al país tenía que trabajar en el INSS por ocho años, pero cuando regresé al conocer mi posición antisomocista no me dieron trabajo, indicó.
Entonces yo les pedí que me dieran una carta (con la) que me quitaban el compromiso, a los ocho días estaba mirando pacientes y de ahí no he parado. A nivel privado yo hago terapia de pareja, de familia, de grupo e individual, estas son útiles, manifiesta López.
EL EDUCADOR
En 1969 fundó la Escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) en la que comenzó a impartir clases. También tiene el honor de ser fundador de la Escuela de Medicina de León, de la que fue su director. Además fue rector de la UNAN-Managua durante siete años (de 1983-1990).
Este 14 de octubre, por sus múltiples méritos y aportes a la comunidad universitaria, la UNAN-Managua le otorgó el Doctorado Honoris Causa en Humanidades y Ciencias Jurídicas.
POCOS PSIQUIATRAS EN EL PAÍS
Nicaragua cuenta con muy pocos especialistas en Psiquiatría. López reconoce que no llegan ni a cien, en cambio psicólogos hay alrededor de setecientos graduados.
Lo que pasa es que hay muy pocos cupos para poderlos preparar. El Hospital Psiquiátrico no es el mejor lugar, pero es el único sitio, afirmó López.
Según el especialista, el Hospital Psiquiátrico tiene capacidad para formar a unos cuatro médicos, pero a veces hay tres becas solamente. Aunque reconoce que el año pasado hubo veinte cupos. Además considera que lo más fácil es estudiar Psicología, pero tampoco hay un adiestramiento clínico.
SIN CLÍNICAS PSIQUIÁTRICAS
El psiquiatra Humberto López aseguró que en el país no hay clínicas de servicio de Psiquiatría completas, partiendo de que el Seguro Social no brinda especialidad a sus asegurados. Además recuerda que en años anteriores al terremoto de 1972 el Seguro Social contaba con una clínica psiquiátrica en las instalaciones de lo que hoy se conoce como Hospital Aldo Chavarría.
Después del terremoto doña Hope Portocarrero, primera dama del país, decidió que en dicha clínica se iba a atender a las personas con fracturas ocasionadas en el desastre natural. El seguro Social no volvió a ofrecer la especialidad médica.
Luego en los ochenta el sistema de salud logró la construcción del Hospital Psiquiátrico para atender a cualquier paciente que necesitara atención especializada.
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