De un día para otro y sin que mediara cabildeo alguno, el miércoles pasado la bancada del orteguismo se sacó de la manga de la camisa una declaración de la Asamblea Nacional (AN) en contra del “bloqueo” de los Estados Unidos contra Cuba, tan solo un día después de que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó, por vigésimo tercer año consecutivo, con 188 votos, contra dos (Estados Unidos e Israel) el levantamiento del embargo comercial que desde 1960 los Estados Unidos ha mantenido contra Cuba.
Para comenzar, definamos bien los términos mal empleados por los diputados oficialistas: bloqueo es lo que los Estados Unidos hizo en tiempos de John F. Kennedy, en octubre de 1962, a raíz de que aviones espías norteamericanos detectaron que, con el beneplácito de Fidel Castro, la Unión Soviética había instalado en Cuba cohetes balísticos nucleares de alcance intermedio que apuntaban hacia las principales ciudades estadounidenses de la costa este.
Este acto irresponsable mantuvo el mundo en vilo al borde de una guerra nuclear. Fue entonces que los Estados Unidos decretaron un bloqueo naval alrededor de Cuba el 15 de octubre, que se levantó 13 días después, el 28 de octubre de 1962, cuando Nikita Kruschev ordenó el traslado de los cohetes con ojivas nucleares a la URSS, desmontando la crisis de los misiles.
Desde entonces Cuba no tiene un “bloqueo” como aseguró la bancada oficialista de la AN, sino que ha existido un embargo comercial de parte de los Estados Unidos, que en buena medida se ha mantenido debido a la influencia política de miles de cubanos-norteamericanos, que a lo largo de cinco décadas han logrado emigrar del régimen comunista de la Cuba, exponiendo sus vidas en precarias embarcaciones.
El embargo comercial se decretó en febrero de 1960, debido a las expropiaciones a ciudadanos y compañías estadounidenses en Cuba y desde entonces han pasado por el gobierno de los Estados Unidos, los siguientes presidentes: Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerarld Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George H. W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush, y Barack Obama, la mayoría de ellos han sido reelectos por un segundo período.
En cambio, en Cuba solo se han conocido dos presidentes durante los 54 años, Fidel Castro y su hermano Raúl. Es el vivo contraste entre una dictadura hereditaria, donde el poder se transfiere entre la misma familia, como en las monarquías, o en las dictaduras del siglo XXI como Corea del Norte, y una democracia donde hay alternabilidad en el poder porque se respeta la decisión libre y soberana de sus ciudadanos.
Todos los presidentes norteamericanos que han pasado desde 1960 y los 188 países de la ONU que votaron a favor de que se levante el embargo comercial de los Estados Unidos a Cuba, no lo han logrado. Por lo tanto, es pretencioso y una pérdida de tiempo pensar que la resolución de la Asamblea de Nicaragua lo va a lograr. Se trata pues de un acto retórico incondicional de afinidad ideológica: por eso votamos en contra.
Pero además, la bancada oficialista tiene un doble rasero para propiciar las declaraciones: jamás se ha preocupado por introducir una declaración contra el programa nuclear de Irán, a pesar de que la ONU ha votado en contra; o contra el programa de armas nucleares de Corea de Norte; o las masacres que cometió el régimen de Siria contra sus propios ciudadanos, usando incluso armas químicas, todo ello condenado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
¿Por qué no propiciar con una declaración unánime de la Asamblea Nacional la libertad del líder opositor venezolano Leopoldo López, para que el régimen venezolano cumpla con esta resolución de la ONU?
Por otro lado, si Cuba puede comerciar con los 188 países, entre ellos Rusia, Nicaragua, el Alba, el Mercosur, la Unión Europea, ¿por qué tanto afán de tener como socio comercial al máximo engendro del “capitalismo salvaje”, contra el cual ha estado en una guerra ideológica permanente desde hace más de medio siglo?
Finalmente: ¿por qué no propiciar una declaración en la AN que demande elecciones libres y democracia en Cuba, que ciertamente le haría un mayor favor a su población, que el simple levantamiento del embargo comercial estadounidense?
El autor es diputado de la Bancada del PLI
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