El triunfo de la revolución sandinista, en julio de 1979, convirtió a Nicaragua en una especie de Meca, no solo para los políticos, sino también para intelectuales y artistas.
Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano y Julio Cortázar fueron de los más frecuentes visitantes.
Entre otros también, Carlos Fuentes, Graham Greene y Mario Vargas Llosa. Se daban tertulias amanesqueras en casa del comandante Tomás Borge Martínez.
CON CAROL DUNLOP
Julio Cortázar venía acompañado de su esposa, Carol Dunlop, una extraordinaria fotógrafa. Eran muy amigos de otra agradable pareja, la poeta Claribel Alegría y su esposo Darwin J. “Bud” Flakoll.
A mediados de 1980, Tomás me llamó para solicitarme que acompañara a los dos matrimonios a una gira por Bluefields. Fue algo extraordinario para mí y puse todo mi empeño en el viaje. Volamos en una pequeña avioneta.
Con algunos buenos amigos, entre ellos el profesor Hugo Sujo Wilson, recorrimos los barrios tradicionales de Cotton Tree (Punta Fría), Beholden, admiramos el paisaje que entonces se veía desde Old Bank.
Carol tomaba muchas fotos. Pasamos por la casa de la familia Mathews, en la ventana se asomaba curiosa Emilshe, hija de Anthony. Carol le tomó una foto que incluyó en uno de sus mejores libros.
Nos detuvimos en la casa del profesor Leo Gordon, integrante de la primera orquesta que hubo en Bluefields, en 1930, la Coulson Band. Estaba ensayando el grupo Zinica, el más original de todos, con los instrumentos tradicionales. Julio y Carol, Bud y Claribel, estaban encantados, escuchando entre otros músicos a Walter Lackwood, Víctor y Huberth Perry, Landiman y Claudio Omier, Edwin Campbell.
Por la noche fuimos a un sitio, entonces muy popular, llamado GG. Se presentaba el grupo Gamma, años después Dimensión Costeña. Entre los jóvenes músicos estaban Wagner Mullins, Anthony Mathews, Donald Hodgson, Frank Law, Oswaldo Wilson, Luis Cassells, George Coulson y Fernando Joseph. Julio se entusiasmó tanto que bailó, al ritmo del palo de mayo, con Carol. Ella falleció en noviembre de 1982.
En 1983, se daba en Nicaragua una cruenta guerra.
EN LA LAGUNA DE BISMUNA
Por diferentes medios y formas se pedía la paz. Un grupo de ciudadanos norteamericanos, integrado por intelectuales y estudiantes, decidió venir al país para realizar una vigilia. El lugar escogido fue la orilla de la laguna de Bismuna, al Norte de la ciudad de Bilwi, cabecera del municipio de Puerto Cabezas. Había un campamento del EPS, en las instalaciones donde funcionó un hotel de cabañas que contaba con una pista de aterrizaje.
Julio, Bud y Claribel decidieron unirse a la vigilia de varios días por la paz de Nicaragua. A mí se me responsabilizó de acompañarlos. El viaje se hizo por la vía aérea. Antes pasamos por Bluefields, donde el comandante William Ramírez advirtió de lo peligroso del sitio. Julio le respondió que por la paz de Nicaragua, a título personal, él asumía el riesgo. La llegada fue impactante, el día anterior se había producido un combate, varios de los llamados contras habían muerto y sus cuerpos comenzaban a descomponerse.
Nos dieron una cabaña de tambo. En una habitación se instalaron Bud y Claribel. En otra, Julio y yo. Me impresionaba ver aquel hombre, con su largo cuerpo, acostado en el piso de madera, con una mochila como almohada.
Nos bañábamos en un río cercano y hacíamos nuestras necesidades en letrinas. Zancudos y pequeñas garrapatas hicieron estragos en nuestra piel, al cuarto día parecía que teníamos lepra.
Un día llamaron por radio avisando que llegaría una avioneta a traerme, sin dar explicaciones. De acuerdo con el jefe militar de la base se decidió que también viajaran de regreso Julio, Bud y Claribel. Del aeropuerto, en Managua, tomamos hacia los baños termales de Tipitapa para limpiarnos un poco la piel. El regreso se debía a que tenía que partir de inmediato hacia la India en la avanzada del gobierno a la VII Cumbre de Países No Alineados, (NOAL).
La impresión que me causó el mes que pasé en Delhi, no me borró entonces, ni nunca el recuerdo de aquella vigilia por la paz, en Bismuna. Vaya esta vivencia para Carol, Julio (fallecido en 1984 y que este año estaría cumpliendo 100 años de haber nacido). También para Bud, muerto en 1995. Valga mi respeto y cariño para Claribel.