El tema de las mayúsculas siempre genera dudas “mayúsculas”, pues de forma general hay un abuso en su empleo, comenzando por quienes para evitar las tildes, por su inseguridad al respecto, no usan las minúsculas y te lanzan una retahíla de letras grandes, como una valla de carretera.
La Real Academia Española (RAE) en su Ortografía define sus usos, por ejemplo los días de la semana, las estaciones y los meses especifica.
“(…) deben escribirse con minúscula, se consideran nombres comunes, aunque designen elementos únicos dentro de una serie: domingo, lunes, calendas (primer día del mes entre los antiguos romanos), julio, termidor (undécimo mes del calendario revolucionario francés), verano, primavera.
Solo se escribirán con mayúscula cuando formen parte de expresiones que así lo exijan, como festividades, fechas históricas, espacios urbanos, instituciones, organizaciones, etc.: Viernes Santo, Primavera de Praga, hospital Doce de Octubre (…)”.
Otro problema es con los cargos o títulos académicos, en este caso se recomienda minúscula inicial, por ejemplo: licenciada Carmen Almeida.
LAS FÓRMULAS
La escritura de las fórmulas de tratamiento, como son apelativos para referirse a una persona.
Por mera cortesía, o en función de su cargo, dignidad, jerarquía o titulación académica, se escriben con minúsculas, tanto los que preceden al nombre propio: don, doña, fray, sor, santo/ta, etc.; como los que pueden utilizarse sin él: usted, señor/ra, doctor/ra, licenciado/da.
Claro que antes se usaban con mayúscula inicial por motivos de respeto, pero ellos son adjetivos o nombres comunes.
Y no hay razón lingüística para escribirlos con mayúscula, la cual solo se emplea en las abreviaturas de los tratamientos, que han quedado de esa forma: Dra., Lic., Sr., Ud.
EL DESTACAR
Por último La Ortografía establece la mayúscula de relevancia, que no se justifican por ninguna de las funciones lingüísticas de la mayúscula en nuestro sistema ortográfico.
Responden al interés de destacar la especial relevancia que quien escribe, le otorga.
Tiene dos facetas: la social, que expresa consideración o respeto a tratamientos, títulos y cargos de especial dignidad o de niveles más altos de la escala jerárquica.
(majestad, rey, papa, duque, presi dente, ministro, etc.), y una subjetiva, que aplica la mayúscula a términos sagrados o dignos de veneración por razones religiosas o ideológicas.
Este uso lo explicaré en mi próxima columna.
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