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Detrás de la pantalla

La película tomó cuatro años en salir a las salas del cine y aborda una temática actual acerca del uso de la tecnología y los vídeos virales. Florence se siente contenta con el resultado y asegura que hacerlo fue “mover una montaña” y en tanto espera que pronto se pueda crear en el país una “zona franca del cine”.

La película tomó cuatro años en salir a las salas del cine y aborda una temática actual acerca del uso de la tecnología y los vídeos virales. Florence se siente contenta con el resultado y asegura que hacerlo fue “mover una montaña” y en tanto espera que pronto se pueda crear en el país una “zona franca del cine”.

::: Usted escribe, dirige, produce…

Sí. Y lavo y plancho también (ríe).

::: Muchas personas la conocen solamente por la película La Yuma . ¿Qué otros de sus trabajos destacaría?

Hay muchos. Cinema Alcázar fue uno de los más ganadores con un oso de plata en el festival de Berlín. Hemos ganado premios prácticamente con todas las películas. También está el documental: La isla de sueños perdidos , que hicimos en la cárcel con jóvenes privados de libertad, estuvimos cuatro meses trabajando.

::: ¿Cuántos premios acumula hasta ahora?

No los he contado la verdad, pero solo con La Yuma ganamos 16… Quizás tengamos un buen 25.

::: ¿Cuál es la producción que más ha disfrutado?

Eso es muy difícil de decir porque cada película es una aventura. Entre documental y ficción las dinámicas son distintas. En ficción es mucho tiempo, mucha gente, la preparación previa son años. Ya no digamos la filmación es un ejército y después está la parte de posproducción, donde puedes relajarte y trabajar tu película sin la histeria de la filmación. El documental es más tranquilo, son cuatro o cinco personas, definitivamente es mucho menos estresante.

::: ¿Podría escoger alguna?

Pues, podría decir la última pero…, pero siempre es un milagro hacer una película en este país. Se necesita mucha fe, voluntad y energía. No podría decidirme por una solamente.

::: ¿Por qué eligió el cine?

Soy una bailarina frustrada (risas), pero de todas formas me gustaba la interpretación y así pasé a actuar. Cuando no pude seguir siendo actriz entonces me quedé del otro lado de la pantalla.

::: ¿Qué es lo mejor de hacer cine?

La gente que hace cine generalmente lo eligió, no es que te obligan, no lo haces porque quieres ganarte la vida con esto y si es así mejor buscas otra cosa (ríe), pero creo que lo mejor es el hecho de poder hacer algo que te guste. Es una libertad y lujo enorme.

::: ¿Y lo peor?

¡Lo peor! No, no hay peor, yo estoy muy agradecida de poder hacer cine, hay muchas dificultades, pero si te paras en eso ya no haces nada. Hacer un largometraje es mover una montaña, pero tiene su chiste.

::: ¿Cómo es dirigir?

Uhhhhhh. Es todo un oficio, requiere mucho respeto, conocimiento de todas las partes de una película, el sonido, la luz, los actores, la producción. En sí uno está ahí para tratar de armonizar todo eso sin perder tu capacidad creativa, y eso es lo más difícil.

::: ¿Cómo se logra esa armonía, entre actores y directores, por ejemplo?

El actor es primordial en un filme, es lo que ve la gente en la pantalla. Los espectadores no se dan cuenta del sonido, la cámara, no se percatan de las luces, el actor es con quien se van a identificar. Y en mi caso, creo que el hecho de haber sido actriz me ayuda mucho, me puedo poner en su lugar y más o menos presiento lo que pueden necesitar.

::: ¿Cuál ha sido el reto más grande con sus trabajos?

Todo y nada a la vez. En La Yuma por ejemplo trabajamos con muchos actores naturales y actores de oficio, el reto era crear una armonía entre los que eran realmente pandilleros y los que ya sabían actuar, crear un equipo que fuera realmente creíble. En la Pantalla desnuda había actores profesionales y extranjeros, ahí teníamos el reto de borrar los acentos y adoptar la forma de hablar nicaragüense.

::: ¿Cuál ha sido la escena más difícil de filmar?

Quizás en La pantalla desnuda , la escena de sexo. Es algo muy complicado de hacer, hay que tener mucho respeto entre ellos y con el equipo. En eso trabajamos muchísimo, porque el objetivo es que termine siendo una especie de coreografía. No ha sido fácil para ellos y para nadie, trabajamos con un equipo reducido, se necesitó mucho trabajo. es muy difícil de improvisar, hay mucha presión.

::: Eso es una simulación ¿Si?

(Risas) Obviamente. Pasamos un día entero, sí, así que pobrecitos, imagina. Con la cámara por aquí o por allá. Pero no, no es real. Se tiene que filmar de una forma que se entienda todo sin que se vea nada, pero sí es un real trabajo.

::: ¿Qué tal le ha ido con las críticas de esta película?

Bueno, como La Yuma tuvo éxito primero, entonces la gente estaba esperando La Yuma 2 , pero sabemos que no era eso, es totalmente otra historia. Hay personas que me han dicho que les gustó más que La Yuma . Y por supuesto tuvimos críticas de gente que dijo que no le gustó la historia o que prefirió La Yuma , todo mundo tiene derecho a opinar, pero la mayoría de las opiniones que recibí fueron favorables.

::: ¿A su criterio, qué le falta al cine en Nicaragua?

El reto es crear la industria. Dimos la prueba de que hay talento, hay calidad, hay posibilidad, ha sido un año bastante fructífero en el cine, hubo películas, cortos, documentales. Hay bastante gente trabajando en esto, hay una nueva generación que tiene ganas de producir. Y entonces lo que necesitamos es poner en vigencia la ley, atraer inversión extranjera, crear una zona franca del cine.

::: ¿Qué otros temas le gustaría abordar en sus producciones?

Muchos, ahora estoy trabajando en otros tres temas en documental y en ficción, pero no te los voy a contar, eso es para luego (risas).

::: ¿Siempre en el ámbito social o podría experimentar algo más comercial?

¿Algo de superhéroes?, o de ¿comedia romántica?… No, Yo creo que no lo podría escribir, si me contratan como directora perfectamente dirijo, pero no me saldría un guión así.

::: Entonces no le atrae ese “mundo”. ¿Por qué?

No. Porque no es el cine que me gusta ir a ver, sencillamente. No es que me aburra, pero cuando salgo del cine se me olvidó todo. Entra y sale, pero no deja huella. Lo importante para mí es que una película me deje algo. Que sea estético, filosófico, poético, social, de mensaje, una reflexión. Que yo me vaya del cine sintiéndome diferente de como entré, pero si yo salgo del cine como que estoy viendo la televisión o cualquier novela, no, no. No.

::: ¿Aspira a trabajar en Hollywood?

No, yo estoy contenta de trabajar acá, la verdad es que no sabría qué hacer. Estamos tan acostumbrados a trabajar con las uñas, que si por ejemplo me dan un equipo como en Hollywood, yo no sé, me va a asustar (risas), qué voy a hacer con tanta gente.

::: ¿Escogería algún personaje político para basar una película?

¡Ay Dios mío, no! Ellos hacen las películas solitos muy bien, no me necesitan (risas).

::: Si le tocara… ¿a ninguno?

Históricamente tal vez, la historia de Nicaragua es muy interesante. A nivel contemporáneo no me interesa mucho meterme en eso, prefiero una reflexión más social que entrar en algo político. Pero digamos hacer una película sobre la toma del Palacio, sobre el ajusticiamiento de Somoza en Paraguay, algo que pasó durante la revolución también, podría ser muy interesante.

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