El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), define Incapacidad: 1) “Falta de preparación para realizar un acto”. 2) “Falta de capacidad para hacer, recibir o aprender algo”. 3) “Carencia de aptitud para ejecutar determinados actos, o para ejercer determinados cargos”.
Negligencia: 1) “Descuido, falta de cuidado” 2) “Falta de aplicación”.
Ineptitud: 1) “Inhabilidad, falta de aptitud o de capacidad”.
Estos adjetivos son válidos para ser aplicados al actual desgobierno y no los de cristiano, socialista y solidario pero donde peor efecto causan es cuando se conjugan en los Ministerios de Educación, y Salud y el Consejo Nacional de Universidades (CNU) porque en conjunto han destruido los sistemas de educación y salud, causando muertes, de las que nos enteramos cuando los familiares las denuncian, especialmente en los hospitales públicos que a la larga quedan sin castigo porque no existe capacidad técnica ni científica de investigación post mórtem ni ética profesional ya que se aplica el axioma de que “entre bomberos no se pisan las mangueras”.
Salud no cumple leyes ni protocolos para cumplir con supervisar los sistemas de salud, ni siquiera un sistema de Auditoría Médica, que no es auditoría clásica, pues el INSS, al llegar el actual gobierno desmanteló la auditoría médica que mal que bien supervisaba las previsionales.
Educación no practica filosofía adecuada para primaria, tampoco para la secundaria y si a esto agregamos que en cualquier momento se ordena que los estudiantes asistan a un estadio virtual a ver jugar a personajes que se les aprenden antivalores, como un tal Messi o un Luis Suárez; órdenes para rotondear cuando lo indica el partido en el poder. ¿Qué calidad de educación reciben los jóvenes?
El CNU autoriza universidades de portón para dictar carreras delicadas como Medicina, Odontología y Derecho. El engaño culmina nombrando en el sistema judicial y Corte Suprema a magistrados y jueces que estudiaron solo los fines de semana y se graduaron en los mismos tiempos de estudio de los que estudiaron diario, pero hay razones: fueron oficiales del Ejército, de la Policía y ex miembros de la seguridad del Estado. Este sistema cumplió con la promesa de ajustar carreras, hacerlos profesionales y aprovechar su lealtad.
La Universidad Nacional de Nicaragua, Alma Mater de ilustres profesionales, entra al juego otorgando títulos de post grado en Medicina y Odontología en las diversas especialidades como ejemplo: un post grado en Endodoncia en seis meses yendo a la Universidad los fines de semana, egresados de Medicina Interna y Ginecología; que perciben que los engañaron buscan universidades fuera del país para convertirse en verdaderos especialistas.
Los hospitales no escapan de este círculo de fuego ya que ninguno, público o privado, tiene un comité de admisión médica que califique la capacidad de quienes desean ingresar a su cuerpo médico.
Los únicos perjudicados son los usuarios, ya que en todos los casos en que algún deudo se haya atrevido a denunciar a un médico por mala praxis, este nunca es encontrado responsable y lo único que les queda es llorar a sus muertos y celebrar las misas correspondientes.
Un señor que ejerce la medicina dijo: “somos médicos no Dios”, pero desgraciadamente les gusta jugar a ser dioses. Deben aprender de los médicos del hospital de Dallas, Texas que aceptaron que habían fallado en tratar al primer paciente de Ébola que llegó a Estados Unidos. Pero claro, esto solo sucede en el Imperio.
El autor fue Auditor General del Banco Central de Nicaragua y Consultor de la Superintendencia de Pensiones [email protected]
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