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La tradicional traída y jugada del palo lucio es uno de los atractivos previos a la celebración del Torovenado El Malinche, en la ciudad de Masaya. LA PRENSA/ N. GALLEGOS

70 años de tradición en Monimbó

Los cohetes explotan, los filarmónicos ejecutan las “bravas” piezas, mientras las inditas bonitas de Monimbó bailan el son. El árbol ha sido cortado en el interior de una finca. Una decena de hombres sacan el grueso madero sobre sus hombros, mientras los acompañantes dan ánimos. Este trozo de madera es el palo lucio que será colocado frente a la casa de la familia Toribio, en el mencionado barrio.

“Hacemos un llamado a los disfrazados que participan a que tomen esto (el torovenado) como un deporte, y no como un vicio. No exijan premios, o que digan que el incentivo (el premio) no amerita lo que el disfraz costó. Lo que debe de quedar es el placer de participar”. Martha Toribio

Los cohetes explotan, los filarmónicos ejecutan las “bravas” piezas, mientras las inditas bonitas de Monimbó bailan el son. El árbol ha sido cortado en el interior de una finca. Una decena de hombres sacan el grueso madero sobre sus hombros, mientras los acompañantes dan ánimos. Este trozo de madera es el palo lucio que será colocado frente a la casa de la familia Toribio, en el mencionado barrio.

[doap_box title=”Desborde de ingenio” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

En el Torovenado El Malinche los masayas desbordan toda su idiosincrasia e ingenio a través de los sencillos trajes. Algunos con máscaras hechas a base de guacal, cartón u otro material rústico.

Se trata de un homenaje al trabajo y costumbres de la gente sencilla de Monimbó, y de esa manera mantienen vivas las tradiciones ancestrales.

La jornada inicia desde tempranas horas, miles de personas se aglomeran para ver el desfile de los disfrazados, algunos arrancan risas por sus ocurrencias, otros admiración por los originales temas o trajes. Al caer la tarde los torovenados culminan el recorrido en casa de la familia Toribio, en donde los mejores disfraces y originales son premiados.

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Es sábado por la noche, las personas se aglomeran poco a poco en el lugar, sobre la calle está instalada una enorme tarima, y sembrado el palo lucio, embadurnado de sebo. Minutos después la fiesta comienza.

Mientras un puñado de hombres forma una “escalera humana” para llegar al ansiado premio, ubicado en la cúspide del palo, en la tarima unas bellas jovencitas bailan al sonar de las marimbas. En el lugar todo es jolgorio, música, baile, pólvora y tradición. Es la noche antes del tradicional Torovenado El Malinche que, en honor a las festividades de San Jerónimo, se celebra en Masaya a mediados de noviembre.

El día siguiente por la mañana, los artesanos de Masaya se alistan para salir en el desfile del tradicional Torovenado El Malinche.

Las actividades del Torovenado El Malinche se preparan con meses de antelación, es una tradición que data desde hace más de setenta años y que fue retomada por doña Carmen Toribio (q.e.p.d.), quien le dio el empuje necesario para que este evento sea uno de los más llamativos de la ciudad.

La licenciada Martha Cecilia Toribio Navarro, nieta de doña Carmen Toribio (q.e.p.d.) y quien actualmente ha tomado las riendas de esta tradición familiar, dice que con mucho esfuerzo han mantenido esta herencia. “En 1943 mi abuelita lo retoma y cobra mayor auge. A pesar de que fue una artesana, con mucho esfuerzo mantuvo por muchos años el costo de esta tradición, que es meramente familiar a mucha honra”, agregó.

“Yo aprendí mucho de Carmen Toribio. Y pues gracias a ella actualmente impulso este torovenado, que lo asumí desde 1988. Mirá la cuestión en Masaya es retomar y rescatar nuestras tradiciones, y no hacer un torovenado carnavalesco, y por tal motivo hacemos todas estas festividades tal y como son, así como el requerimiento de los cuadros, que significa recordar los compromisos a asumirse”, explicó Toribio.

“Este torovenado es una de las expresiones más grandes que Masaya tiene y que no ha sido desvirtuado, a pesar del tiempo y la transculturización que cada vez amenaza a nuestro pueblo”. Orlando Blanco, participante.

El nombre del “Malinche” que lleva este baile es porque, según Toribio, los primeros disfrazados utilizaban esta flor de color amarillo para sus presentaciones. Para el próximo año esperan aumentar el número de participantes y presentar nuevos cuadros y seguir atrayendo más público a través de este torovenado, que es el más popular y que se resiste a dejar morir sus costumbres ancestrales.

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