Los 135 talleres de rosquillas en los municipios de Somoto y Yalagüina, fuente importante en la generación de ingresos, se han ido fortaleciendo en los últimos cuatro años con la creación de un comité de cadena de valor de la producción, que le ha dado mayor dinamismo a este rubro que ha logrado abrir mercados en Estados Unidos, España y en Centroamérica.
[doap_box title=”Menos uso de leña” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
En Somoto existen un poco más de 35 talleres de rosquillas y unos cien en el municipio de Yalagüina, los que han logrado en los últimos cinco años reducir sustancialmente el uso de leña para la elaboración de este producto. Se han construido hornos mejorados (que reducen en un treinta por ciento el consumo de leña) y el uso de rastrojos o desechos (ramas y trozos) de podas de árboles.
Según funcionarios del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) de Madriz, la mayoría de las propietarias de talleres de esta zona han sido capacitadas con la implementación de talleres que han ayudado a sensibilizar en el uso menor de la leña, a fin de reducir los daños ambientales.
Marcia Talavera, directiva de la Cooperativa Multisectorial (GERSON) de Somoto, ha dicho que las dueñas de los talleres de rosquillas, aglutinadas en esa organización, han ido mejorando la infraestructura de sus empresas con el apoyo del Intur, que otorga el financiamiento.
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Desde hace algunos años las propietarias de estos talleres, con el apoyo financiero de COSUDE, a través de PROEMPRESA, y que ejecuta Swiscontac, crearon el Comité de Valor de las Rosquillas a fin de aglutinar los diferentes eslabones o cadenas que genera la producción como son los comercializadores de leña, productores de maíz, lácteos, dulces y huevos, además de los que venden las rosquillas, entre otros.
HAN BAJADO LOS COSTOS
Flora Ortiz, coordinadora del Comité de Valor de las Rosquillas, dijo que esa iniciativa les ha permitido bajar los costos de producción, aumentar la calidad e inocuidad y presentación de sus productos estableciendo alianzas con los comercializadores de leña, maíz, lácteos y las franelas de dulce, entre otros.
[doap_box title=”Fuentes de trabajo” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
Se estima que los diferentes eslabones (leña, dulce, lácteos, huevos y rosquillas, además de comercializadores de este producto) que conforman la cadena de valor generan más de 26,000 plazas de trabajo. “Solo los talleres de rosquillas empleamos más de 4,000 mano de obra, y que nos generan en producción unos 50,000 dólares mensuales”, señaló Flora Ortiz, coordinadora del Comité de Valor de las Rosquillas.
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“Para la producción de rosquillas compramos maíz de semilla mejorada que la producen campesinos de los municipios de San Lucas y Somoto. Las franelas de dulce las adquirimos de una planta acopiadora ubicada en la localidad de Susucayán, jurisdicción del municipio El Jícaro, en Nueva Segovia, y que la producen campesinos de esta zona que ya tienen plantaciones de caña”, dijo.
