La tensión que ha dominado en algunos momentos el vínculo entre Estados Unidos y sus vecinos pareciera llegar a su fin tras el anuncio, el miércoles, de la normalización de las relaciones con Cuba.
El anuncio ha abierto una nueva era en la geopolítica regional, a la que Venezuela deberá adaptarse si no quiere quedar aislada. “Cuba tomó la delantera”, expresó la analista internacional Elsa Cardozo.
Opinó que la decisión de aproximarse a Estados Unidos está vinculada a la búsqueda del gobierno de Raúl Castro de “una forma de resolver su dependencia de Venezuela”, que enfrenta una severa crisis económica que tiende a agudizarse ante la caída del precio del petróleo, su principal fuente de ingresos.
Aún no está clara la posibilidad de que el gobierno de Nicolás Maduro, estrecho aliado de Cuba, busque un acercamiento con EE. UU., pero analistas indican que de no hacerlo quedaría aislado ante los cambios geopolíticos que vendrán en el hemisferio.
Caracas queda “en una situación más complicada” sobre cómo manejará en el futuro próximo su relación con EE.UU., según Cardozo, especialmente en el contexto de las recientes sanciones que aprobó el Congreso contra un grupo de funcionarios venezolanos y que ayer fueron firmadas por el presidente Barack Obama.
El miércoles, Maduro dejó de lado el discurso agresivo y afirmó que su gobierno está “obrando y buscando los mejores caminos para que las relaciones con el gigante del Norte tomen el rumbo que tienen que tomar, sobre todo, con las noticias y los vientos frescos que soplan por el Caribe, por Cuba”.
“REALIDAD QUE SE IMPONE”
A Venezuela “se le acabaron las fichas para negociar” con Washington. “¿Con qué va a amenazar a Estados Unidos si las relaciones diplomáticas están mal, si las petroleras están en bajadita? Hay una realidad que se impone”, sostuvo Cardozo.
El diplomático Edmundo González, exdirector general de política internacional de la Cancillería venezolana, afirmó que la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington generará una “recuperación de la imagen de los Estados Unidos en la región” y dejará a Venezuela “aislada” en su discurso antiimperialista. “Quien queda mal parado en toda esta jugada es el gobierno de Nicolás Maduro y su discurso internacional, que sigue aferrado a una izquierda trasnochada, decadente”, declaró.
Algunos movimientos y organizaciones regionales, como la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba), impulsada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez para contrarrestar el poder regional de Estados Unidos, han quedado “maltratados” en este nuevo escenario y tendrán que replantearse sus objetivos, expresó el politólogo venezolano y analista internacional Carlos Romero.
El exembajador boliviano en Estados Unidos, Jaime Aparicio, comentó que los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Nicolás Maduro, de Venezuela, “son los grandes perdedores” ante este nuevo panorama. Después del anuncio “es inconsistente que sigan atacando a Estados Unidos y que su discurso sea creíble. Van a tener que acomodarse a la nueva realidad y moderar su lenguaje”, indicó a la televisora Cadena A desde Washington.