El riesgo de no invertir tiempo en la relación está en tres puntos: en primer lugar la relación no se profundiza, en segundo se pierde la intimidad y en tercero la relación cae en una monotonía, comienzan críticas, demandas y un alejamiento emocional.
Cuando la pareja invierte tiempo ambos se sienten satisfechos y complementarios, hace que esa armonía que existe en el vínculo conyugal pase hacia sus hijos, de tal manera que los hijos perciban que sus padres son una pareja feliz y tienen un modelo sano para cuando ellos sean adultos y les toque formar una relación.
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