Miles de católicos nicaragüenses asistieron a la tradicional procesión del 1 de enero de casi dos horas de duración, para clamar al Señor Jesucristo por la paz en Nicaragua.
La peregrinación, encabezada por el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, que portaba El Santísimo, y el obispo auxiliar de esta capital, Silvio Baez, partió del Colegio Cristo Rey, en la periferia sur, y concluyó en la Catedral de esta ciudad.
Durante el recorrido, en una tarde poco soleada y ambiente fresco, los creyentes corearon lo que el papa Francisco denominó “formas modernas de esclavitud”.
“Ya no somos esclavos, sino hermanos”, coreaban los miles de feligreses, que también pidieron “por la paz que rompe el silencio de las armas”.
Los que asistieron a la procesión, enarbolando pañuelos blancos, también corearon vivas al Papa, a Cristo Rey, a las autoridades religiosas de Nicaragua, a la Inmaculada Concepción de María, y gritaron “Cristo Ayer, Cristo Hoy, Cristo Siempre”.
La procesión de los católicos de Managua, a la que también asistieron delegaciones de diferentes municipios del país, se realiza desde hace varias décadas para pedir por la paz en Nicaragua y en el mundo.
La tradicional demostración de fe católica finaliza con una misa oficiada por el cardenal Brenes en una plaza frente a la catedral de esta capital, que constituye la primera eucaristía del año a la que asisten los sacerdotes de los templos de toda la Arquidiócesis de Managua.