El exembajador y diputado al Parlamento Centroamericano, Mauricio Díaz, lamentó la falta de beligerancia de aquellos países para proteger a sus ciudadanos que han sido deportados de forma arbitraria y sin proceso legal alguno de Nicaragua, como habría sido el caso de la fotógrafa belga Michéle Sennesael.
El caso de la fotógrafa belga Michèle Sennesael pasa a formar parte de un listado de hechos similares ocurridos con extranjeros que de una u otra forma han sido considerados incómodos por el Gobierno.
El periodista sueco Peter Torbiörnsson, quien en 2011 presentó en Nicaragua su documental Goodbye Nicaragua, sobre el atentado perpetrado en 1984 en la zona del Río San Juan conocido como La Penca, fue impedido de entrar al país en noviembre del 2012.
Matteo Cardella, ciudadano italiano quien enfrentaba al operador político del sandinismo, Néstor Moncada Lau, en reclamo por unas propiedades de su padre, fue deportado abruptamente del país en marzo del 2013.
El boliviano Carlos Ariñez Castel, esposo de Zoilamérica Ortega Murillo, fue deportado del país luego que esta diera una entrevista a LA PRENSA en junio del 2013, en la que se refirió a las relaciones con su madre, la primera dama Rosario Murillo.
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Michéle Sennesael fue arrestada el pasado 21 de diciembre y luego expulsada del país, luego de hacer fotografías de las protestas en contra del canal interoceánico que se dieron en El Tule. Esto como parte de su investigación sobre las poblaciones rurales que serían afectadas por el proyecto.
LA PRENSA llamó al vocero de la Policía Nacional, Fernando Borge, y al canciller Samuel Santos, para indagar cuáles fueron los motivos oficiales para deportar a Sennesael, pero ambos funcionarios públicos no atendieron sus móviles.
“Hay mucho cinismo e indolencia de parte de estas naciones que guardan un silencio cómplice ante este tipo de abusos en contra de sus ciudadanos”, expresó el exembajador Díaz.
Además de haber sido detenida y deportada, la Policía “se ha ido al hostal donde vivo en Rivas para buscar mis cosas personales. Robaron mis cámaras, computadora, vídeos, trípode, teléfonos, memorias etc., han verificado todas mis cosas personales y quitaron todo lo que parecía útil para ellos”, afirmó Sennesael a LA PRENSA.
Los equipos, según Sennesael, están valorados en al menos diez mil euros
La fotógrafa decidió divulgar lo ocurrido para que “todos los periodistas extranjeros (sepan) que tienen que cuidar de sí mismos y su material”.
HABRÁ QUE ESPERAR SI HAY DENUNCIA
El exembajador Díaz dijo que estos incidentes al menos deberían ameritar una nota de protesta ante la cancillería de Nicaragua. Sin embargo, explicó que en primer lugar, hay que esperar en todo caso, si la fotógrafa decide denunciar en su país lo que le ocurrió en Nicaragua.
Consultada vía correo electrónico, Sennesael no respondió si va a denunciar el hecho en Bélgica.
“Es de esperar que naciones que son defensoras de los derechos humanos se pronuncien ante hechos tan arbitrarios. La libertad de prensa está consignada tanto ante las Naciones Unidas como en nuestra misma Constitución Política y lo sucedido con esta fotógrafa violenta todos estos principios”, señaló el exembajador Mauricio Díaz.
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