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Laura Valle Otero

Todos somos Charlie

El Charlie Hebdo ya había sido atacado anteriormente. Una vez, fue reducido a cenizas de la noche a la mañana, a finales de 2011. Sus directivos, periodistas y editores eran constantemente perseguidos, por el simple hecho de ser imparciales, temerarios, atrevidos y provocativos en la crítica política y social.

Desafiaban y desesperaban a sus blancos de crítica con su cáustico sentido del humor y su “desesperante” afán de responder al puro compromiso con la libertad de expresión. Un medio de comunicación raro, donde no hay venados, ni anuncios comerciales. Un medio donde no se atenúa una información bajo amenaza de represalias o por coerción de grupos de interés.

En el Charlie Hebdo —un medio pequeño pero poderoso, político pero irreverente, provocador y con buenas intenciones— sus trabajadores se rifaban la vida al asumir la tarea de denunciar  la corrupción, la negligencia y la injusticia en la sociedad francesa.

Ser parte de Charlie era, con toda certeza, convertirse en “kamikaze” de la libertad de expresión y del progreso social. Exponerse a toda consecuencia nefasta o ataque era parte inherente del trabajo y, paradójicamente, la más poderosa manera de poner en evidencia los cánceres de la sociedad.

Este atentado a Charlie Hebdo está sacudiendo a Francia desde sus cimientos, por su crueldad y por la facilidad con que ocurrió. Masivamente indignados y heridos, los franceses y francesas lo han sentido como si el atentado hubiese tocado a cada individuo en su propia casa y en su propia carne.

Francia ya no será la misma, y será con certeza menos tolerante ante la ineficacia de sus gobiernos y su incapacidad de controlar y erradicar el fundamentalismo. El mal está adentro y los reclutas del islam fundamentalista van y vienen para entrenarse en Siria, Afganistán, Argelia o Irán. Se crean células de planificación de atentados. Se seduce a jóvenes inmigrantes de sectores marginalizados para que constituyan una masa social que reivindique al fundamentalismo y que lo difunda, motivados por el odio hacia una sociedad francesa que los discrimina y estigmatiza.

A raíz del atentado, el lema en Francia ha sido “Yo soy Charlie”, justamente porque la fragilidad de la libertad de expresión nos concierne a todas y todos. Nos afecta y nos llama a defenderla. Todos somos Charlie.

En Nicaragua, los  Charlies son los hombres y mujeres intrépidos que denuncian los abusos. Los Charlies se resienten ante lo injusto y se oponen, cada quien a su manera.  Charlie es quien se opone a la expropiación y a la corrupción. Charlie no solo es periodista. Puede ser el campesino o campesina que deja su rancho para salir a protestar con nada más que una pancarta y un palo en mano. Charlie son quienes se atreven a dar la cara y denunciar al Gobierno  luego de haber sido detenidos arbitrariamente, secuestrados y torturados por razón de sus opiniones y posiciones.

Charlie somos todos, porque construir una sociedad justa y libre depende en primer lugar de nuestra honestidad, de nuestra reactividad pero sobre todo de nuestro sacrificio.

Yo soy Charlie, todos somos Charlies. Y Charlie está divinamente condenado, como el Ave Fénix, a renacer de las cenizas. No cabe duda de que ahora Charlie Hebdo renacerá de nuevo y con más fuerza que nunca.

Rindo homenaje a los mártires franceses del Charlie Hebdo, quienes se sacrificaron defendiendo la libertad de expresión y trabajando por una sociedad más segura, justa y sana.
La autora es Comunicadora Social,  residió ocho años en Francia.

Opinión Opinion archivo

COMENTARIOS

  1. Carol Mendez
    Hace 9 años

    Sintiendo mucho que este año comenzara con tanta violencia. Que DIOS tenga piedad de todos los que habitamos en este mundo. Creo que somos consecuencia de una sociedad donde ha eliminado a DIOS, se quiere eliminar a la familia y la moral. El que siembra vientos cosecha tempestad. Acompaño, al pueblo francés en su tragedia.

  2. María
    Hace 9 años

    Es importante decirle a la gente lo que pensamos y lo que creemos, es importante en la forma en cómo lo comunicamos. Especialmente cuándo este tema tiene especial envergadura. No creo que faltando el respeto sea el método más adecuado, solamente porque tenemos la libertad de expresión de decir lo que se nos antoje. Hasta dónde llegar con la tolerancia vs el respeto.

  3. francisco
    Hace 9 años

    Eres bonita y escribes bastante bien. saludes y mucha suerte.

  4. Hace 9 años

    Es interesante que esta jovencita no menciona que La Otan y la CIA han estado entrenando a estos terroristas para atacar y derrocar al gobierno de Siria, con la complicidad de Turquia,Arabia Saudita, Kuwai, Israel y otros paises. AlNusra, El Ejercito de la SiriA Libre, y otros grupos terroristas han recibido armas y entrenamiento. El presidente de Francia Hollande se unio con el Senador Mcain para suplir armas. No les importa las matanzas de cristianos en Siria to parece ser.

  5. José Calero
    Hace 9 años

    Estoy totalmente de acuerdo con Oscar. Hay que repudiar enérgicamente la cruel matanza ocurrida en el Charlie Hebdo; sin embargo, aquí nuevamente debe ponerse en la palestra la cuestión relativa a los “límites a la libertad de expresión”, pues no es cierto que al amparo de este derecho fundamental se puedan vulnerar impunemente los sentimientos religiosos ajenos. Hay que poner freno a estos abusos que se cometen en nombre de la mal entendida “libertad de expresión”.

  6. Oscar
    Hace 9 años

    En América Latina respetamos las diversas religiones del mundo. En Nicaragua jamas he visto que alguna caricatura ridiculice o ser burle del profeta Mahoma o de Cristo. Las caricaturas de Charlie Hebdo son vulgares, irrespetuosas y racistas, que ofenden a los musulmanes, católicos y demás religiones. Nosotros “no somos Charlie Hebdo” ni lo seremos. Desde luego creo que ninguna persona de nuestra región va a estar de acuerdo con esa matanza realizada por fanáticos extremistas.

    1. Martín Gallegos Velásquez
      Hace 9 años

      Los que no son Charlie, son defensores oficiosos del regimen que nos aplasta y nos ahoga constantemente, No son Charlie, los Pastrán, los Absalón Pastora, los canal cuatro, los cien por ciento fachentos, y todos los que de una forma cínica defienden a esta dictaura en ciernes, obviamente si aquí las caricaturas fuesen antireligiosas, tampoco habrían consecuencias mayores, puesto que el Nica en términos generales respecta la libertad de creer en lo que a cada quien se le antoje…

    2. Laura Valle Otero
      Hace 9 años

      En toda sociedad democrática existen recursos para denunciar y penalizar las expresiones discriminatorias y racistas, cuando así lo consideramos necesario. En Francia, la marca BANANIA tuvo que cambiar su imagen de marca legendaria, que mostraba una caricatura de hombre negro ridiculizado, gracias a la presión social y a las acciones jurídicas de la sociedad civil.
      “Puedo no estar de acuerdo con lo que piensas, pero defenderé a muerte tu derecho a decirlo” – Voltaire.

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