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Los que asesinan en nombre de Dios

El mundo aún no sale de su asombro del ataque terrorista que tuvo lugar la semana pasada al semanario Charlie Hebdo y sus secuelas, que dejó un saldo de 12 personas muertas, 11 heridos y en la persecución de los terroristas murió también una mujer policía y 4 rehenes en una tienda de comida especial […]

El mundo aún no sale de su asombro del ataque terrorista que tuvo lugar la semana pasada al semanario Charlie Hebdo y sus secuelas, que dejó un saldo de 12 personas muertas, 11 heridos y en la persecución de los terroristas murió también una mujer policía y 4 rehenes en una tienda de comida especial judía “kosher”.

Los terroristas también pagaron con su vida el acto de barbarie, pero lo que llama a la reflexión es precisamente que los hermanos Said y Chérif Kouachi realizaron el ataque al semanario satírico y mataron en nombre de Dios, es decir del creador de la vida.

El ataque demuestra también el riesgo que corren en el mundo los periodistas que satirizan con el buen humor, particularmente cuando lo hacen contra el profeta Mahoma, cierto que Alá es grande, como decían los terroristas cuando disparaban con sus AK-47 sobre los caricaturistas de Charlie Hebdo, es decir: Dios es grande, pero ningún asesinato a mansalva lo enaltecerá.

No hay ningún fanatismo que haya traído algo bueno a la humanidad y es una realidad comprobada históricamente, “que el peor de los fanatismos es el religioso, porque se basa en certezas absolutas”, como bien decía mi buen amigo Carlos Alberto Montaner en un reciente artículo.

El humor es la mejor herramienta contra las dictaduras y los verdaderos enemigos de la humanidad, que son aquellos que matan porque justifican su odio ancestral, sea este por razones racistas o políticas, al amparo de creencias religiosas musulmanas, que nada tienen que ver con sus fines y mucho menos, con sus métodos de lucha.

Francia ha reaccionado como una sola nación, unida y con una tremenda decisión ante este ataque terrorista, porque si se dejan intimidar por la intolerancia del extremismo islámico, que es el terrorismo del siglo XXI, no solo serán tomados de rehén los que estaban en el supermercado Kosher, sino toda la nación de Voltaire y con ella el mundo entero.

Es por ello que en la gran marcha “Je suis Charlie” (yo soy Charlie) que tuvo lugar en París el sábado pasado en abierto desafío al terrorismo, participaron varios líderes mundiales acompañando al presidente Francois Hollande, entre ellos, la jefa del Gobierno alemán Angela Merkel, el primer ministro italiano Matteo Renzi, el español Mariano Rajoy y el británico David Cameron. La marcha unió incluso a dos líderes opuestos, árabe y judío, que jamás imaginaron verse juntos en primera fila por un propósito: el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas.

En total murieron 17 personas inocentes en el ataque a la revista humorística Charlie Hebdo y la zaga. Unos por haber hecho uso de la libertad de expresión en uno de sus filones más críticos: el humor, otros por haber estado en el lugar equivocado a la hora equivocada. También murieron tres terroristas por una causa tan obsoleta como perdida: la lucha contra la libertad de expresión.

La gran mayoría de los regímenes que intentaron suprimir la libertad de expresión, han pasado a la historia. Otros que aún lo han logrado, irremediablemente seguirán la misma ruta porque va en contra del mismo ser humano, que por naturaleza es crítico y puede discernir.

Guardando las proporciones, el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un perdió en diciembre una batalla contra la libertad de expresión, cuando con amenazas y sabotajes electrónicos, su régimen intentó frenar la presentación de la película humorística The Interview (La Entrevista), donde se satiriza su régimen absolutista.

El resultado fue que miles de norteamericanos fueron a ver la película únicamente para hacer un punto sobre la libertad de expresión y la promoción por la controversia mediática ha convertido la película, catalogada por la crítica como mediocre, en una celebridad mundial. Ahora solo falta que a como han prometido algunos activistas, la película sea introducida a Corea de Norte clandestinamente en globos por las corrientes de aire.

Finalmente, solo me resta decir, mi solidaridad con el pueblo francés, con las familias de esta horrenda masacre en contra de la humanidad, en contra de la libertad, cometida irreverentemente, en el nombre de Dios. Je suis Charlie.

El autor es periodista y diputado de la bancada Alianza PLI

Columna del día #CharlieHebdo París archivo

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COMENTARIOS

  1. Hace 9 años

    George Bush hasta rezaba en la Casa Blanca antes de mandar a los guardias a matar gente em Iraq y Afganistan, más tarde en Líbia, los torturadores de Guantanamo tambien rezan antes de someter a sus victimas a torturas horrorosas, y de libertad de expresion que me dicen, en Franca si uno cuestiona el holocaust lo acusan de antisemita y lo mandan a la carcel, en Inglaterra lo acusan de incitar violencia y predicar odio y va a la carcel…que me dicen…

  2. lector
    Hace 9 años

    “El respeto al derecho ajeno es la paz” Lastima, los terroristas no practican ese derecho.

  3. Julian
    Hace 9 años

    Pedro vos hablas de libertad de expresion, y donde comienza y termina dicha libertad? Decia Don Benito Juarez: “El respeto al derecho ajeno es la paz” Sabes por que te digo esto Pedro? porque ya la satira raya en la ofensa, en la denigracion, eso no es libertad de expresion, eso es libertinaje, porque nosotros los cristianos no hacemos nada cuando satirizan al enviado de Dios Jesucristo nuestro Senor, y hemos dejado que lo manoseen a mas no poder no significa que otras religiones lo permitan.

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