Un accidente de tránsito que sufrió a los 9 años lo dejó con una discapacidad, pero no truncó su aspiración de aprender un oficio que le permitiera sostener una familia; fue en la industria del tabaco donde Oscar Danilo Cruz encontró esa oportunidad.
Cuando tenía 16 años obtuvo su primer empleo. Desde entonces han pasado 19 años en los que se ha desempeñado en distintas empresas. Actualmente labora en Plasencia Cigars.
“Esto ha sido un reto para mí, porque desde que aprendí no he parado, he trabajado en varias empresas y cada una tienen su propio sistema, en cada una sigo aprendiendo más. Tal vez si hubiera estudiado habría conseguido más oportunidades. Ahora la busco para mis dos hijos, quiero que ellos estudien una carrera”, manifiesta.
Algo similar ocurre con Corina Antonia Landero, de 24 años, a quien su falta de visión no le impidió obtener un trabajo en Tabacos Cubanica (Padron Cigars).
“Llegué aquí hace tres años y me enseñaron a despalillar las hojas de tabaco. En esta empresa somos seis los invidentes que estamos en esa área y esto nos permite obtener un salario para cubrir nuestras necesidades”, dice Landero.
A otro de sus amigos ciegos, Sandy Granados, lo ubicaron en el área de picadura, donde también se desempeña sin ningún problema.
Ellos cuentan que en cada tabacalera trabajan al menos diez personas con discapacidad, a las que como al resto de personal las reciben sin tener ningún conocimiento y las capacitan.
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