Hay luto y dolor en dos familias nicaragüenses. Una habita en el barrio Eduardo Contreras, de Ticuantepe, y la otra en el barrio Batahola Sur, de Managua.
En Ticuantepe están efectuándose los funerales de Justo Francisco Pérez Robleto, quien tenía 27 años, y en la capital los de Yahoska Muñoz, de 20, quien tenía dos meses de embarazo.
Según la versión proporcionada por la Policía, en Ticuantepe están los restos del hombre que hasta hace menos de un mes era la pareja de la joven que habitaba en Managua, pero la noche del pasado lunes se convirtió en su verdugo al asesinarla de ocho cuchilladas en el tórax, una de ellas propinada justamente en el corazón, la que le causó la muerte. Luego el hombre también se quitó la vida.
Antes de que ocurriera el femicidio, según la versión policial, la pareja sostuvo una discusión.
El caso ha sido tipificado por la Policía como femicidio seguido de suicidio. Como no habría a quién acusar, el caso podría ser archivado; no obstante pasará a ser parte de las estadísticas de femicidios que han ocurrido en el país.
Familiares de la joven asesinada manifestaron que Pérez la acosaba constantemente. Según su versión, el joven la llamaba por teléfono y durante el tiempo que convivieron la maltrató. Presuntamente, por esa razón es que la joven había decidido abandonarlo a mediados de diciembre de 2014.
Sin embargo, los familiares de Pérez Robleto tienen otra versión. Y la de ellos es que la ahora difunta era quien acosaba a su pariente y no lo dejaba hacer su vida.
Según la versión de la Policía, el femicida intentó primeramente suicidarse con un cuchillo. Al no lograrlo, optó por colgarse con un alambre liso de 4.5 metros de largo.
Yahoska Muñoz y Justo Pérez Robleto procrearon un niño que ahora tiene 3 años y quien quedó huérfano.
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