GRAN TEATRO
Mientras no vea a los chinos, a los Ortega, o a quienes estén tras el Canal, gastando su buen dinero, esos millones de los que han presumido, yo seguiré creyendo que estamos ante la obra de teatro más grande de nuestra historia. Fíjense nomás cómo comienzan hablando de grandezas, de esta que será “la más grande obra de ingeniería del mundo”, que incluye una súper carretera que cruzará el país de costa a costa, que precisará de dos grandes puertos en el Atlántico y el Pacífico y que arrancaría “en el histórico día” del 22 de diciembre de 2014. Bueno, ya vieron. El “gran arranque” fue la exposición de esa docena de camiones. Cuando llega el momento de desembolsar la plata, se percatan que no necesitan la súper carretera prometida y que con una remozadita a las mismas trochas de siempre se resuelve. Los grandes puertos imaginados pasaron ya a ser “puertos temporales”. No ha ni comenzado nada, y van de retroceso
EL MÓVIL
Sabemos lo que pasó el 19 de julio del año pasado. Un grupo emboscó a una caravana de simpatizantes sandinistas que venía de celebrar. ¿Cuándo sabremos cuál fue el móvil? Si nos atenemos a las insinuaciones oficiales, deberíamos concluir que estos señores en un arrebato de locura o borrachera se dijeron: “Vamos a matar sandinistas”. Y ya. ¿Cómo es posible que la Policía los aprese, los interrogue, los haga actuar, los juzgue un juez y los condene, y nadie, nadie, ha dicho, cuál fue el móvil de tan espantoso crimen?
¡EL METEORITO!
Otro misterio. Estoy ansioso por conocer los resultados de la investigación que está haciendo el Gobierno sobre el meteorito que cayó en Managua el sábado 6 de septiembre del 2014. ¿Seguimos esperando o le echamos tierrita al hoyo? Tal vez si el Gobierno hace caer otro le creen No sé, digo yo.
COMBUSTIBLES
¿Por qué si los precios del petróleo caen en picada, los combustibles en Nicaragua no bajan tanto ni tan rápido como lo hacen en otros países? ¿Por qué la energía eléctrica en vez de bajar, sube? Veamos. Daniel Ortega es el importador de petróleo. Ortega es el procesador de petróleo para elaborar los combustibles. Ortega es el distribuidor de combustibles. Ortega controla el Estado. Ortega controla a las organizaciones de defensa de los consumidores. Ortega controla el INE y por lo tanto, los precios. Esa es la explicación. Es una explicación simple, pero descaradamente cierta.
OFICIO: POLÍTICO
Imagine por un momento que Daniel Ortega decide dejar la política y trabajar en otra cosa por primera vez en su vida. ¿Qué se lo imagina haciendo? Una vez se lo planteé. ¿Se ve haciendo alguna actividad que no sea la política?, le pregunté cuando mandaba “desde abajo”, en 1998. “¡No, no me veo!”, me contestó. Insistí. ¿No se ve Daniel Ortega viviendo de otra cosa que no sea la política? Y me contestó: “Yo diría: No se ve Daniel Ortega viviendo fuera del compromiso social, fuera del compromiso revolucionario, que va a dar, lógicamente, a una actividad política”. Estamos claros.
DE RAMA EN RAMA
Si algo tengo que admirar de Daniel Ortega es su capacidad para encontrar minas de dinero. Los políticos tradicionales viven del presupuesto público. Ortega ha vivido siempre del presupuesto y de venderse como representante en Nicaragua de algunos patrocinadores extranjeros. En esa entrevista me confesó que su gran padrino económico e ideológico era el coronel libio Muamar el Gadafi. Y lo fue durante muchos años. En esa su peculiar habilidad, sin embargo, presintió que la estrella de Gadafi se apagaba y soltó la rama para colgarse de otra: Hugo Chávez. Desde entonces, se le vio como un jeque tropical gastando el dinero del petróleo venezolano. Pero, para mala suerte, Chávez se murió también y Venezuela comienza a apagarse. Es hora de saltar a otra rama. ¿Dónde está esa rama?
CHAPUCERÍA
Desde hace algunos años, Daniel Ortega viene diseñando un andamiaje para que le siga llegando el dinero que necesita. Se apropió del monopolio del petróleo y la energía en Nicaragua, de tal forma que mientras tenga el control del Estado podrá cobrarnos lo que quiera sin que nadie le diga nada. Y, por otro lado, se ha montado en el viejo sueño del Canal Interoceánico para adjudicarse como propias tierras del Estado, expropiar a “precio de catastro” las privadas y levantar en ellas grandes negocios con todas las ventajas fiscales que en nombre de un Canal puede conseguir. Cualquier cosa puede salir de este proyecto, pero difícilmente un Canal. Demasiada chapucería para que sea un Canal lo que se está haciendo en Nicaragua.
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