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Los fanáticos se desbordaron el Estadio Nacional Dennis Martínez, el cual no dio abasto con tanta gente en todas las localidades. LAPRENSA/ MANUEL ESQUIVEL

Los fanáticos dieron vida al estadio

Hubo un diluvio que paró la siesta prolongada que tenían los aficionados capitalinos en la Liga Profesional. Este segundo round fue de los fanáticos. Managua respondió al peso de una Serie Final que se convirtió en un acto de pasión y fiesta popular amenizada por un bate, una pelota y nueve hombres en el terreno.

Hubo un diluvio que paró la siesta prolongada que tenían los aficionados capitalinos en la Liga Profesional. Este segundo round fue de los fanáticos. Managua respondió al peso de una Serie Final que se convirtió en un acto de pasión y fiesta popular amenizada por un bate, una pelota y nueve hombres en el terreno.

[doap_box title=”DETALLES” box_color=”#336699″ class=”aside-box”] Esta es la entrada más grande en el Estadio Nacional Dennis Martínez en la Liga de Beisbol Profesional Nacional de esta campaña.
A pesar de que se le quitaron gran parte de las sillas al estadio, las personas estaban sentadas en todos los espacios sin dejar ninguno.
Los vendedores tuvieron una buena quincena, desde la vende vigorón, pasando por las gaseosas y el señor de los “patís” disfrutaron del negocio. [/doap_box]

Desde las dos de la tarde el viejo coloso empezaba a mostrar colorido. Las filas kilométricas de la gente con una paciencia impaciente para entrar indicaba que iba a ser una tarde-noche colmada de entusiasmo, alarido y con el grito significativo de los boeristas “viva el Bóer”, tomaría el ritmo de la fiesta de Managua. El registro oficial de boletos aseguró colocar a la venta 8,500. Sin embargo la realidad es que el estadio se sobresaturó de gente, pidiendo el nuevo estadio nacional opacado por el mal manejo económico estatal.

En el ocaso de la quinta entrada, el colombiano Jesús Valdés conectó la pelota al otro lado de la cerca. Nadie de los presentes olvidará la sensación de felicidad que provocó el batazo, las personas sintieron al indio interior que llevaban dentro y empezaron a bailar de júbilo, porque el marcador había girado a su favor 3-2.

El duelo siguió entre puntos suspensivos hasta que la fortuna le dio la victoria al conjunto popular del país. Luego del jonrón de José Campusano la gente quedó sin voz y muchos lloraron de alegría. Al final la guerra de barras la ganó el Bóer por nocaut aplastante.

Deportes Bóer Estadio Nacional Liga Profesional archivo

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