Ernie Banks es a los Cachorros, lo que Babe Ruth es a los Yanquis: su símbolo. Cuando se pasa revista a la trayectoria del popular equipo de Chicago, no hay otro jugador que haya causado mayor impacto en la historia de esa franquicia, que el infielder de sonrisa constante, optimismo permanente y poder asombroso, a pesar de que no lucía como el típico jonronero con su cuerpo alto y flaco colocado en el campo.
[doap_box title=”Detalles” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]Ernie Banks murió el viernes a sus 83 años y aunque las causas de su deceso no se revelaron, se asegura que habría sufrido una caída.
Jugó entre 1953 y 1971, tuvo .274 de promedio, con 512 jonrones y 1,636 empujadas. Fue a 14 Juegos de Estrellas, ganó un Guante de Oro y en Chicago era tan venerado como Michael Jordan o George Halas.[/doap_box]
Extraído de los legendarios Monarcas de Kansas City, de donde arribaron a las Mayores gran parte de las primeras estrellas de color que desfilaron por las Grandes Ligas, Banks fue un astro que iluminó de inmediato, redefinió una posición y compiló un envidiable historial que lo llevó al Salón de la Fama y lo introdujo profundo en el sentimiento popular.
Le llamaron “Mr Cub” y ciertamente conceptuaba mejor que nadie los valores de esa organización, pero bien pudo ser “Señor Entusiasmo”, porque para él, un juego al día no era suficiente.
“Este es un bello día, vamos a jugar dos partidos”, dijo en una ocasión al Arizona Daily Star y su frase se convirtió en una referencia de su pasión por el juego, en el que militó durante 19 temporadas.
Después de ser negociado desde los Monarcas por 10 mil dólares en 1953, debutó en las Mayores el 17 de septiembre y se fue de 3-0, con un error, pero dos días después, regresó con su primer jonrón ante Gerry Staley de los Cardenales.
En su primera campaña completa en 1954, acumuló .275 con 19 jonrones y 79 remolques, que le permitieron ser segundo en la votación para el Novato del Año. Pero en 1955, tuvo .295 con 44 tablazos y 117 carreras empujadas.
Jugando desde una posición, donde lo esencial es la defensa, como es el shortstop, Banks superó la barrera de los 40 jonrones cinco veces entre 1955 y 1960, mientras capturaba dos premios al Jugador Más Valioso en 1958 y 1959.
Y en cada una de sus 19 campañas, mantuvo la esperanza a pesar de que solo en seis de ellas, los Cachorros ganaron más de lo que perdieron. Su pasión y entusiasmo por el juego, estaban por encima de un resultado.