La hermana Joelma Batista Barbosa sabe que San Pedro del Norte pronto va a cambiar y es consciente de que no están preparados para eso. El cambio se producirá por la construcción de la central hidroeléctrica Tumarín, que tendrá su “puerta de entrada” en el poblado.
Sin embargo en agosto de 2014 el Gobierno retiró los 18.53 millones de córdobas que aportaría para la construcción del camino “debido a que se rescindió el contrato”.
Luego en septiembre de ese año, con la reforma a la Ley 695, quedó estipulado que serían los desarrolladores de Tumarín quienes se encargarían de construir la carretera desde San Pedro del Norte hasta la planta.
La vía costará unos 21.7 millones de dólares y, de acuerdo con el Informe, es vital para “el paso de camiones, materiales y recursos para iniciar la movilización para las instalaciones del plantel de obras”.
El acceso está dividido en tres tramos de trabajo y la realización corre a cargo de la Constructura Meco.
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“La presa”, como llaman al proyecto en San Pedro del Norte, empezó a tomar forma el pasado diciembre cuando los inversionistas brasileños que conforman el consorcio Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN), concesionaria de la obra, anunciaron que ya disponían del 97 por ciento de las tierras necesarias para la edificación: casi 11,000 manzanas por las que pagaron 15.5 millones de dólares.
“La gente está con la expectativa de ese cambio que va a acontecer, claro que no estamos preparados, el pueblo no está preparado, con condiciones, pero miro que las personas están receptivas con ese proyecto, hay esperanza de trabajo, de crecimiento, de desarrollo para la economía del poblado”, manifestó la religiosa originaria de Brasil, quien realiza una labor pastoral en el pueblo desde el año pasado.
DE “MOTORISTAS” A DESEMPLEADOS
San Pedro del Norte, en el municipio de Paiwas, en la Región Autónoma del Caribe Sur, es un caserío de calles sin adoquinar. No tiene agua potable, pero sí energía eléctrica, señal de celular, activa vida comercial y un pequeño puerto de donde parten embarcaciones que navegan sobre el Río Grande de Matagalpa y trasladan pasajeros y mercadería a las comunidades localizadas en las orillas del río. Son botes de madera, largos, delgados, pintados de colores y movidos por motores de 15 o 40 caballos de fuerza.
En la zona, a los hombres que conducen estos botes les llaman “motoristas”. Noel Henríquez es uno de ellos, se gana la vida en el río desde hace 15 años y tampoco está preparado para la construcción de Tumarín y de la carretera que unirá dicho proyecto con San Pedro del Norte, pues eso se traducirá en la pérdida de su trabajo.
“No vamos a tener trabajo y ese es un daño que ha venido haciendo CHN (Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua) desde hace siete años. Nosotros le pedimos ayuda al Gobierno y al Ministerio del Trabajo que ponga las manos porque nos están haciendo paste en el trabajo. Manejo ya no vamos a tener, la carretera ya llegó al punto de Apawás, entonces (la gente) va a venir en vehículo para acá y vamos a quedar 24 personas sin empleo, pidiendo limosna en la calle porque esta es la única profesión en la que podemos trabajar, fue todo lo que aprendimos”, se lamenta Henríquez.
El “motorista” gana cerca de diez mil córdobas al mes realizando viajes. Con ese dinero mantiene a su madre y a sus 16 hijos y dijo que “si CHN no nos resuelve en un mes, vamos a parar las máquinas hasta que nos den respuestas. CHN entró a ese lugar donde van a construir por nosotros, nosotros los llevamos, hicieron el estudio y ahora nos agarran y nos zumban a un lado y eso no es bueno”.
LA PRENSA buscó la versión de Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN) en sus oficinas de San Pedro del Norte, pero el equipo se encontraba en la comunidad de Apawás. En Managua se envió una entrevista vía correo electrónico a representantes de la empresa, pero tampoco hubo respuesta.
CARRETERA EN LUGAR DE RÍO
Sin embargo, su construcción ha estado prevista para empezar en ocho ocasiones y en ninguna de estas ha iniciado; habrá que esperar qué pasa en febrero de este año, la novena fecha fijada para el banderillazo inicial.
LA PRENSA viajó a los lugares claves de la construcción: San Pedro del Norte, comunidad localizada a más de 300 kilómetros de Managua y que será el primer punto de acceso a donde estará la represa; Apawás, el pueblo que desaparecerá luego de ser inundado por las aguas que moverá la hidroeléctrica, y Palpunta, sitio donde se ubicará el campamento de trabajo y la zona de desarrollo del proyecto, pasando por la carretera que llevará a Tumarín y el Río Grande, el gran protagonista de la obra.
Detrás del cercano inicio de la construcción, en los pobladores hay expectativa, reclamos, preguntas sin respuestas y un camino sin terminar todavía por donde pasarán las grandes máquinas que cambiarán la vida de esta alejada región del país.[/doap_box]
La carretera será el principal medio de acceso a Tumarín, sustituyendo el tramo de aproximadamente 45 kilómetros que se debe navegar en bote desde San Pedro del Norte hasta Palpunta, sitio de ubicación del proyecto.
En el Informe Anual de Actividades 2013, entregado por CHN a la Asamblea Nacional en diciembre de 2013, se plantea que además de la carretera debe hacerse un puente sobre el Río Grande que una San Pedro del Norte con la comunidad La Estrella.
Según el documento, como parte de las actividades de ingeniería previstas para 2014 estaba la “ejecución de sondeos para posibilitar la elaboración del diseño ejecutivo de las fundaciones del puente sobre el Río Grande en La Estrella” y el “inicio de la construcción de las fundaciones y de los pilares del puente La Estrella”; sin embargo dichos trabajos no se hicieron por los atrasos que tuvo el inicio de la construcción, sobre todo por las negociaciones para compra de tierras e indemnizaciones.
Actualmente, para pasar de San Pedro del Norte a La Estrella y de ahí enrumbarse a Palpunta o a comunidades aledañas lo que está habilitado, además de los botes, es una barcaza que por un precio de 150 córdobas puede trasladar vehículos y demás carga al otro lado del río.
Pero la carretera ya es un hecho. “El proyecto va avanzando en un ochenta por ciento por algunos atrasos de invierno, pero sí estamos en el proceso de finalizar en febrero, marzo”, expresó el ingeniero Erling Alfonso Martínez mientras dirigía a trabajadores que, ayudados con máquinas, instalaban drenajes en un riachuelo.
Desde la comunidad La Estrella se avanza sobre pedraplén, un material compacto procedente de excavaciones en roca que se realizan en tramos del mismo camino. Este material abarca hasta el kilómetro 28 de la carretera “y ahorita estamos con el destronque y tirando el material ya hasta el (kilómetro) 50 más 560 metros, que es hasta donde finaliza el proyecto”, agregó Martínez.
Según el ingeniero, “después del pedraplén y de tirar el fino (un material más triturado) se va a hacer el revestimiento de carretera, hay unas pendientes que van a ser cortadas para tirar el material, se van a hacer otras alcantarillas nuevas para que este sea el proyecto vigente para que entre la maquinaria pesada, solo estamos esperando terminar el pedraplén y el revestimiento normal”.
Al ser consultado por la fuerza laboral Martínez señaló que los albañiles llegan de lugares como Boaco, pero que los ayudantes sí son de la zona. “Los muchachos de la comunidad buscaron trabajo y se les dio porque este proyecto es eso: darle trabajo a la gente, a los jóvenes, a los que tienen necesidad de trabajar”.