En medio de la vorágine política, social y económica de Nicaragua surgen esporádicamente indicios de que la nación aún tiene la capacidad de romper los círculos viciosos que detienen el desarrollo individual y colectivo del país en sus diferentes facetas.
Me inspiró hacer este comentario la presentación —en diciembre pasado— de una Orquesta de Guitarras en el Auditorio Pablo Antonio Cuadra de la Librería Hispamer, la cual inició sus actividades (por el número de sus integrantes) como Octeto, en septiembre del 2005, en Managua, a iniciativa de alumnos de la Cátedra de Guitarra Clásica del Conservatorio de Música de la Universidad Politécnica (Upoli).
Asumió el nombre de Armando Morales Barillas, en honor a ese gran guitarrista matagalpino (1936-1984). El 9 de agosto de 2008 se convirtió en Orquesta de Guitarras, con once integrantes.
Actualmente la integran quince guitarristas. Su director musical es Marvin Enrique Valdivia Taleno y el subdirector, Ernesto Sol Bonilla Altamirano. Es una asociación que promueve la guitarra clásica, y está conformada —en su mayoría— por jóvenes estudiantes de guitarra del mencionado Conservatorio.
Una de las razones por las que se creó este conjunto es porque la unión del sonido de varias guitarras abre posibilidades para la música, al disponer de varios instrumentos y de la creatividad de cada uno de sus integrantes. El repertorio de la orquesta se compone de piezas clásicas nicaragüenses y populares de otra índole. También se ejecuta la guitarra en diferentes formatos: cuartetos, tríos, dúos y como solistas. Ocasionalmente se invita a otros instrumentalistas, tales como pianistas, flautistas y cellistas.
Esta orquesta promueve el arte de la guitarra clásica a nivel nacional, para lo cual realiza presentaciones, conciertos didácticos y conferencias. Además le ofrece a la población —en especial a los jóvenes— un espacio sano de distracción, recreación y aprendizaje cultural. Algo importante es que se reconoce a esta Orquesta de Guitarras por el perfeccionamiento en la interpretación de la música de los grandes maestros y como una agrupación que promueve el arte e impulsa nuevos talentos en esta área.
Uno de los rasgos fundamentales se podría decir que es dar acceso a la población de la música clásica de compositores de renombre mundial en arreglos especiales para guitarra. Es una labor encomiable porque no existen muchas oportunidades para culturizar al pueblo en esta materia, más allá del tradicional “charranga-changa” de canciones rancheras.
Esta orquesta de nuevos talentos musicales se ha presentado en diversos escenarios, como decir el Teatro Rubén Darío (Salón de los Cristales), en el Auditorio de la Biblioteca del Banco Central, en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica (INCH), en el Salón Azul del Palacio Nacional de la Cultura y en el Auditorio de Hispamer, pero también se ha presentado en la Casa de los Tres Mundos (Granada), como también en León, Diriamba y Matagalpa. Ha invitado a participar a guitarristas de Estados Unidos, Guatemala y El Salvador, además que la Orquesta participó recientemente en el Primer Festival Internacional de Guitarra A Cuerda Viva en San Salvador, El Salvador.
Toda su trayectoria ha sido por esfuerzo propio, por amor al arte, con escaso apoyo externo, motivo por el cual se hace destacar esta labor silenciosa de una de las expresiones de las voces incógnitas que abundan en este país y que si logran sobrevivir y propagarse redundan en beneficio de la población menos favorecida de esta sociedad que necesita esparcimiento cultural sano, sin ninguna manipulación de ningún tipo.
El autor es escritor. Su último libro: Un granito de arena en la infinitud del cosmos.
