Entre una nube de humo y moscas, los que viven cerca del vertedero Los Pinos, en Jinotega, no están pasando su mejor momento a causa del frío y la brisa. El temor es que sus casas construidas con plástico y cartón se caigan debido a los fuertes vientos.
Las 36 familias que habitan en Los Pinos viven en absoluta miseria, reciclando y buscando entre los desechos cosas útiles, aparte del plástico, hierro, aluminio y papel que recogen para poder venderlo a varias compañías capitalinas que les compran las pacas de estos materiales.
Son 110 jinoteganos de todas las edades quienes han vivido por años buscando entre la basura que se recoge en toda la ciudad.
Aquí hemos encontrado de todo, hasta computadoras malas, pero aquí solo la gente de buen corazón nos trae cosas, si por eso es que medio tenemos ropa, el Gobierno no se aparece ni para poner agua cerca, dijo Reyner José Pérez, uno de los recolectores que habitan en el vertedero, quien recordó que por falta de agua hace algunos años murió incendiado un señor.
En verano el mayor problema que enfrentan son los incendios. Uno casi no puede ni dormir por el ruido del viento y el frío, no tenemos cobijas que calienten y para verano vamos a estar pendientes que no se nos incendien las champas ( ), comentó Ulises Herrera, de 16 años, uno de los habitantes del vertedero, quien aparte de estudiar se dedica a revisar la basura para recolectar y vender materiales reciclables.
CUANDO FALTA EL ALIMENTO
La alimentación es escasa en este sitio y los pobladores de vez en cuando reciben provisiones que personas recolectan en la ciudad; sin embargo se han mantenido con el poco dinero que ganan y algunos desperdicios de comida, como verduras que se encuentran entre lo que los camiones dejan.
Los recolectores en Los Pinos se han quejado que aparte de los problemas de vida diaria que llevan, las personas que recogen basura en los camiones ya van separando los materiales para venderlos por su cuenta y esto les ha dificultado completar las pacas para reciclar.
A nosotros nos tienen abandonados, ni agua tenemos aquí, caminamos media hora para ir a comprar agua, explicó uno de los habitantes.
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