Todos los sectores económicos, sociales y políticos de Nicaragua, salvo los que forman parte del Gobierno o lo obedecen ciegamente, coinciden en que las tarifas de energía eléctrica deben bajar, aprovechando la caída de los precios del petróleo y que ahora hay mayor generación de fuentes renovables.
Esta demanda tiene mucho sentido. Si el precio que se ha tenido que pagar por la energía eléctrica ha sido oneroso porque la mayor parte se generaba a base de hidrocarburos, cuyos precios estaban muy elevados, entonces, al incrementarse la producción de electricidad a base de recursos renovables que son mucho menos caros, y al bajar los precios del petróleo, lo lógico es que el costo de generación se reduzca y las tarifas disminuyan también, en consecuencia y de manera proporcional.
Según declaró el miércoles de esta semana el diputado y presidente del Partido Liberal Independiente (PLI), Eduardo Montealegre, de acuerdo con sus cálculos “el Gobierno se ahorró de junio a diciembre del año pasado unos 125 millones de dólares, debido a la baja que ha tenido el precio del petróleo que en promedio ha sufrido una reducción del 50 por ciento ” Montealegre sabe lo que dice, porque es graduado en Economía, con especialización en Finanzas, en prestigiosas universidades de Estados Unidos y ha sido ministro de Hacienda y Crédito Público. Pero Montealegre es un líder político con aspiraciones presidenciales y por eso se podría suponer que con su opinión sobre las tarifas energéticas trata de ganar popularidad y respaldo de la empresa privada.
Sin embargo, no solo él sino todos los economistas independientes, expertos en el tema energético, líderes empresariales y dirigentes de organizaciones gremiales no sometidos al Gobierno, coinciden en que las tarifas de la energía eléctrica —que en Nicaragua son más altas que en cualquier otro país de Centroamérica—, pueden y deben ser rebajadas aprovechando la nueva realidad creada por la mayor generación de fuentes renovables y la caída de los precios internacionales del petróleo.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, de quien no se puede decir que sea un enemigo del gobierno de Daniel Ortega ni que quiera sacar provecho político de la demanda de reducción de las tarifas eléctricas, ha sido un abanderado de esta petición. Y no se ha echado atrás a pesar de las presiones gubernamentales para sacar el tema de la agenda pública. Este mismo miércoles, el presidente del Cosep reiteró que “efectivamente ha habido un ahorro producto de la caída del precio del búnker, por lo que la organización gremial empresarial mantiene el planteamiento hecho al Gobierno de que se tiene que revisar y buscar cómo trasladar parte de ese ahorro a la tarifa”. Y precisó que el Cosep “sigue planteando la necesidad de que el tema de competitividad esté dentro de la decisión que el Gobierno debe tomar alrededor de este tema”.
Debe quedar claro, que solo los funcionarios y allegados del Gobierno de la familia Ortega que a todas luces es la que se lucra grandemente con las altas tarifas eléctricas y los elevados precios de los combustibles a pesar de la caída de los precios del petróleo, son los que se oponen a esta demanda que es tan sensible para toda la población.
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