El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) concluyó en su investigación sobre la masacre de Pantasma, que esta fue el resultado de una operación militar en la que participaron el Ejército y la Policía.
Como es bien sabido, esta matanza ocurrió el 20 de enero pasado en la comunidad de El Portal, municipio de Pantasma, departamento de Jinotega, donde tres hombres murieron violentamente por el estallido de una poderosa bomba contenida en una mochila, que fue enviada por supuestos colaboradores a un grupo de civiles alzados en armas contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Tanto el Ejército como la Policía han negado enfáticamente su participación en esa operación criminal. El Ejército asegura que ninguno de sus efectivos estuvo jamás en el lugar donde ocurrió el hecho y según la Policía el mortífero estallido de la bomba en la mochila ocurrió por pleitos entre bandas rivales de narcotraficantes.
Sin embargo, los testimonios de los vecinos de Pantasma, incluyendo familiares muy cercanos de una de las víctimas que llegaron al lugar del bombazo unos minutos después que ocurriera, aseguran que en el operativo sí participaron efectivos militares y policiales. Y como sucede siempre en casos como este, lo que dice la gente sencilla, campesina sobre todo, es mucho más creíble que las versiones elaboradas con criterios de Inteligencia y Contrainteligencia militar y policial que suelen propalar los voceros de los cuerpos represivos del Estado.
Cabe mencionar que al lado de la información sobre el resultado de la investigación del Cenidh de la matanza de Pantasma, LA PRENSA publicó un excelente reportaje titulado Bajo el control de “orejas” , escrito por la periodista de este Diario, Elizabeth Romero, en el cual se describe la situación de intimidación y temor que hay actualmente en ese lugar, donde los vecinos están sometidos al espionaje intimidante de los comités de base del régimen orteguista conocidos como Consejos de Participación Ciudadana (CPC) o Consejos de la Familia y viven con miedo a sufrir la represión directa de la fuerza militar y policial.
Después que ocurrió la matanza de Pantasma del 20 de enero pasado, los familiares del único de los muertos que fue posible identificar porque era vecino de la comunidad vinieron a Managua para denunciar el caso ante el Cenidh. Quienes pudieron escuchar a esas personas, en la sede del Cenidh o por medio de radio Corporación y las radioemisoras que se encadenan en la transmisión de sus noticieros, fueron profundamente conmovidos por los dramáticos relatos de las campesinas de Pantasma, humildes pero muy dignas y valientes.
A los nicaragüenses de mayor edad esos testimonios dolorosos y el relato periodístico de Elizabeth Romero del martes de esta semana, seguramente les han hecho recordar los reportajes sobre la represión que sufrían los campesinos de esos mismos lugares del Norte en tiempos de la dictadura somocista, que se publicaban en este mismo Diario LA PRENSA y en el periódico Semana. Una amarga historia que desgraciadamente vuelve a ocurrir
La conclusión del Cenidh sobre la masacre de Pantasma señala que esta ha sido una acción de terrorismo de Estado. Lo cual no es la primera vez que ocurre bajo el actual Gobierno y al menos debe ser denunciado en las instancias internacionales de Derechos Humanos, ya que en Nicaragua la justicia ha dejado de existir.
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