A Jorge Mejía lo hace feliz tomar fotos, la lectura y el cine. En el colegio le decían “Chocoyito chimbarón”. La impuntualidad lo hace enojar y de niño quería ser bombero.
Defínase en una palabra…
Necio.
¿Su mayor reto?
Pues ahora, armar nuestro estudio de fotografía.
¿Cómo distribuye su tiempo?
Trabajo, trabajo, lectura, cine y se acabó.
¿Qué quería ser de pequeño?
Bombero.
¿Un apodo?
En el colegio me decían “Chocoyito Chimbarón”.
¿Qué comida no puede rechazar?
¡Todas! (carcajada). La pasta. Me gusta mucho.
¿Qué lo hace feliz?
Los amigos, manejar, ir al cine, leer, tomar fotos.
¿Un mal hábito?
Soy desordenado.
¿Es hogareño?
Sí… paso aquí el ochenta por ciento de mi tiempo.
¿Su primer recuerdo?
Con mi papá, en una casa que tenía por Nejapa y nos estaba haciendo un cuadrito de pirograbado. Tendría tal vez 4 o 5 años.
¿Qué lo pone nervioso?
Un montón de cosas, soy súper nervioso.
¿Alguna fobia?
Al agua, a las alturas.
¿Un libro?
La tregua, de Mario Benedetti. Lo tengo autografiado.
¿Una película?
El Padrino I y II , la tercera no es tan buena.
¿Qué lo hace llorar?
Últimamente un montón de películas. Me he vuelto bien cursi.
¿De qué se arrepiente?
De haber comprado un carro francés en Nicaragua.
¿Practica algún deporte?
Solía ir al gimnasio y hacer dos horas de ejercicio… De niño jugué beisbol, corrí y fui entrenador de baloncesto femenino.
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